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Especiales(?)
Espero les guste..
Dedicado para :amiraburgos
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—Min, omma, si somos ricos, ¿por qué seguimos viviendo aquí? —preguntó Jungkook, haciendo un puchero. Sus enormes ojos marrones brillaban mientras miraba a sus padres, quienes no podían evitar reír ante la curiosidad de su pequeño.

Jimin y Yoongi se intercambiaron miradas de complicidad, disfrutando de la travesura de su hijo. Sabían que habían llegado a esa etapa en la que las preguntas nunca cesarían. La inocencia de Jungkook era un bálsamo para sus corazones, pero también un recordatorio de lo frágil que era la vida.

—Omma, no el glacioso —protestó Jungkook, cruzando los brazos en un gesto de descontento. La risa de sus padres solo aumentaba su frustración.

Yoongi, mentalizándose para no perder la paciencia, se repetía que no podía lanzar a su hijo por la ventana, especialmente no frente a Jimin. Después de todo, eran una familia unida.

—Omma, ¿por qué Taehyung está con ese niño feo? —preguntó Jungkook, haciendo una mueca de desdén.

—Omma, ¿amas a Min más que a mí? —continuó, llenando la habitación con su voz inquieta.

Jimin sintió una punzada en el corazón al escuchar las preguntas de su hijo, cada una más profunda que la anterior. Su risa se desvaneció un poco, ya que sabía que la infancia de Jungkook no sería eterna.

—Jimin, tu hijo quiere que le dé un tiro... —exclamó Yoongi, mientras abrazaba a su esposo por la espalda, disfrutando del aroma que emanaba de la cocina.

—Kookie... crece muy rápido, ¿no crees? —respondió Jimin, mirando a su hijo con una mezcla de ternura y tristeza. Una lágrima se deslizó por su mejilla, simbolizando su temor a dejar ir esa inocencia.

Yoongi notó la tristeza en el rostro de Jimin. Después de aquel trágico accidente, su esposo se había vuelto más sensible, y su deber era mimarlo como nunca antes.

—Jiminnie... —dijo, tomando sus mejillas para besarle suavemente los labios—. Eres tan dulce, amor. —Bajó sus manos hacia las caderas de Jimin, levantándolo para que se sentara en la encimera, mientras sus labios seguían explorando su cuello.

—Yoonie... la comida. —Jimin lo empujó un poco, pero no pudo evitar sonreír mientras su esposo le robaba más besos.

Sin embargo, un pequeño cabezón de cabellera azabache apareció en la entrada, interrumpiendo el momento. Jungkook miraba con los ojos abiertos como platos y una "o" en sus labios.

—¡Min, deja de comer a omma! —gritó, golpeando las piernas de su padre con pequeños puñetazos que apenas alcanzaban su estómago.

El tiempo pasó, y Jimin sentía que estaba viviendo los mejores años de su vida junto a su pequeña familia. Jungkook pasaba el día en la escuela, haciéndose amigo de un niño de la empresa Kim. Sin embargo, el dolor del pasado nunca se desvanecía completamente.

Ya había pasado un año desde el trágico accidente que le robó la oportunidad de tener una hija. La noticia de su aborto aún resonaba en su mente como un eco doloroso, y cada vez que pensaba en lo que pudo ser, su corazón se llenaba de tristeza.

—¿Qué pasó, doctor? —dijo el pequeño Jimin, ansioso mientras observaba el rostro sombrío del médico.

—Señores Min, temo que esta noticia no sea de su agrado... —las palabras del médico pesaban como una losa sobre su corazón.

—Doctor, mi esposo y yo estamos listos, solo dígamelo —respondió Jimin, ya incapaz de soportar el suspenso.

—Ya no podrás tener más hijos, Jimin... —El médico pronunció la sentencia, mostrando los papeles que Jimin apenas pudo asimilar.

Las lágrimas comenzaron a brotar, y con cada una se llevaba un pedazo de su esperanza. Yoongi lo abrazó, intentando consolarlo, pero Jimin sabía que el vacío en su interior jamás se llenaría del todo.

—Aun así, tengo a Jungkook, mi único hijo, y eso es lo que realmente importa —pensó, tratando de encontrar consuelo en el amor que sentía por su pequeño.

—¡Eomaaa! ¡Ya llegué a casa! —gritó Jungkook al entrar, despojándose de sus zapatos y arrojando su mochila en el sillón.

Jimin sonrió, observando a su hijo mientras recordaba las ecografías de la pequeña que nunca conocería. La vida era cruel, pero él tenía que seguir adelante, por Jungkook.

—Cociné varios platos que son tus favoritos —dijo Jimin, sonriendo con felicidad al besar la frente de su hijo. Levantó a Jungkook y le colocó un plato lleno de postres junto a su jugo favorito.

—¡Sí! —Jungkook alzó las manos con entusiasmo, disfrutando de cada bocado con su cuchara de Capitán América.

—Come tranquilo, no hay prisa... —murmuró Jimin, su corazón se llenaba de alegría al ver a su hijo feliz.

—¡Tae Tae me invitó a su casa para jugar videojuegos y comer galletas! —dijo Jungkook, mostrando su dentadura con una sonrisa.

Jimin suspiró, dándose cuenta de que su hijo se hacía cada vez más amigo de ese pequeño castaño. Sabía que Taehyung no era malo, y ver a Jungkook feliz era más que suficiente.

—Solo procura llevar una bufanda y una gorra... —comenzó a decir, pero Jungkook lo interrumpió mientras subía corriendo las escaleras.

—¡Omma, no me iré a un reclutamiento en Rusia! —respondió, mientras Jimin sonreía por la ocurrencia de su hijo.

Sin embargo, en la mente de Taehyung, las cosas eran diferentes. Él había crecido junto a Jungkook, pero en su corazón había algo más que amistad. En el fondo, sabía que sus sentimientos eran profundos y complicados. En el aula, se encontraba con un dilema que lo atormentaba.

—Vamos, Kookie, solo es un beso... —dijo un compañero, tratando de convencerlo mientras sus amigos se reían.

—No quiero jugar este maldito juego... —Jungkook respondió, sintiéndose atrapado en la presión social que lo rodeaba. Sabía que su vida como omega no debería ser vista como una debilidad, pero aún le costaba aceptar su identidad.

Taehyung lo observaba desde un rincón, su corazón latía con fuerza mientras deseaba proteger a su amigo. Sabía que Jungkook era especial, más allá de lo que los demás podían ver.

—Vamos, chicos, no peleen... —Yugyeom intercedió, intentando calmar la situación, pero el aire estaba cargado de tensión.

—no le digas kookie, estúpido —taehyung  respondió, sintiendo que su ira crecía. Sabía que debía defenderse, pero al mismo tiempo, quería evitar más conflictos.

Sin embargo, el impulso de proteger a Jungkook se apoderó de Taehyung. Se acercó con determinación, sabiendo que, a pesar de su propio miedo, debía hacer algo.

—Ya dejen de molestar a Kookie —dijo con firmeza, enfrentando a los demás. Sabía que, aunque era un alfa, su lugar no era usar su fuerza para lastimar, sino para proteger.

En ese instante, Jungkook lo miró, y en sus ojos había una chispa de gratitud. Taehyung se dio cuenta de que su amistad había evolucionado, y que, aunque había complicaciones, él no se rendiría.

Mientras se alejaban, la tensión se disipó un poco, pero Taehyung sabía que la batalla por el corazón de Jungkook apenas comenzaba. Con una promesa bajo la luna brillando sobre ellos, el destino parecía querer jugar su carta final.













(*≧m≦*)

Los/las amos <3..

-mochi cambio y fuera-

¿Mi Pequeño amor?[VK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora