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Kim Taehyung estaba en la puerta de la casa de los Min, su corazón latía con fuerza, resonando en sus oídos como un tambor en una celebración

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Kim Taehyung estaba en la puerta de la casa de los Min, su corazón latía con fuerza, resonando en sus oídos como un tambor en una celebración. La noche era oscura, pero las luces cálidas que iluminaban el interior de la casa lo hacían sentir como si estuviera a punto de cruzar un umbral entre el pasado y el futuro. Se mordía el labio inferior, un gesto nervioso que había adquirido con el tiempo. Con un pastel en sus manos, una obra maestra de su propio esfuerzo, su mente se llenaba de dudas.

¿Qué haré si me rechazan? pensó, y una punzada de culpa le atravesó el pecho. Esa culpa, un eco persistente de su pasado, lo mantenía en un estado de tensión. Sabía que había cometido errores; ser un abusador había dejado una marca imborrable en su alma. Aunque el tiempo había pasado, sus acciones seguían pesando sobre él. La idea de regresar a esa casa, donde había hecho tanto daño, lo llenaba de un miedo abrumador.

Respira, Taehyung, solo es una cena... se repitió, intentando calmarse. Es solo una cena con los padres de tu omega. Pero la ansiedad le apretaba el pecho. Miró la puerta, observando los detalles que denotaban riqueza, pero también calidez. A pesar del éxito de la familia Min, parecían vivir como cualquier otra familia, y eso lo hacía cuestionar si él podría encajar en ese mundo.

¿Podré vivir así con Jungkook? La pregunta resonó en su mente mientras tragaba saliva. Se pasó una mano por el cabello, intentando despejar sus pensamientos. Se fijó nuevamente en el pastel, una creación que había elaborado con amor, y esbozó una sonrisa. Si Jungkook había tenido el valor de hablarle a sus padres sobre él, ¿por qué no podría él ser valiente también?

Dentro de la casa, Jungkook estaba a un paso de la euforia. Su pimo Jeonghan había mencionado la tardanza de Taehyung, y eso solo avivó su emoción.

Tal vez no venga, pensó Jungkook, sintiendo un tirón en su corazón al imaginarlo. Corrió a su habitación, sintiéndose como un niño en la mañana de Navidad. Se miró en el espejo, el reflejo de un joven apuesto le sonrió, pero su interior estaba en plena tormenta.

¿Y si no le gusta lo que ve? La inseguridad acechaba. Se preparó con cuidado, eligiendo cada prenda con precisión, asegurándose de que su atuendo fuera sencillo pero elegante. La sudadera azul contrastaba con sus ojos oscuros, que brillaban con un destello de esperanza y miedo. El perfume que se aplicó era ligero, pero lo suficiente para recordar el aroma de su alfa que  olía a sándalo con un sutil toque de naranja, un aroma que lo atrapaba en recuerdos dulces.

Cuando sonó el timbre, Jungkook sintió un escalofrío recorrer su espalda. Tengo miedo... se susurró, mirándose en el espejo una vez más. Aun así, su corazón latía más rápido al pensar que Taehyung estaba al otro lado de esa puerta. Se veía a sí mismo como un chico fuerte, pero también vulnerable, con la emoción palpitando en su pecho. ¿Estaré listo para esto? La voz de su lobo interior le decía que sí. ¡Vamos, alfa ya vino por nosotros!

¿Mi Pequeño amor?[VK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora