33.

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El cuarto estaba sumido en una penumbra cálida, los cuerpos de Jungkook y Taehyung enredados en una vorágine de deseo que ninguno de los dos podía detener. El aroma de Taehyung, una mezcla suave de sándalo y naranja, lo envolvía, añadiendo una capa de sensualidad al momento. El corazón de Jungkook latía con fuerza, como el compás errático de un tambor, subiendo y bajando al ritmo de los toques de Taehyung. Cada vez que sus manos rozaban su cintura, sentía una posesividad dulce pero feroz que lo hacía estremecer.

Taehyung le besaba el cuello con delicadeza, dejando pequeñas marcas que Jungkook sabía que tendría que ocultar después, pero, a pesar de todo, no le importaba. Había extrañado esa cercanía más de lo que quería admitir. Su cuerpo respondía sin pensar, y la emoción crecía como un fuego lento que devoraba cada parte de su ser. Su lobo interior, ese lado de él que había intentado reprimir, agitaba su cola, satisfecho y emocionado. Sus piernas, casi por instinto, se enrollaron alrededor de la cintura de Taehyung, buscando más, siempre más.

Jungkook comenzó a hacer ligeros movimientos con sus caderas, sintiendo cómo el contacto entre sus miembros arrancaba un jadeo de Taehyung. Su boca, descontrolada, se llenaba de gemidos, pequeños sonidos que escapaban con cada toque. El calor subía hasta sus mejillas, sonrojándolas mientras sentía los mechones suaves de Taehyung caer sobre su cuello con cada lamida que dejaba en su clavícula. Era una tortura exquisita.

Apretó las manos en las sábanas, sus nudillos blancos por la fuerza del agarre. Taehyung alzó la cabeza, mirándolo con una sonrisa que parecía sacada del mismo cielo. ¿Cómo podía ser tan tierno? Jungkook sentía que estaba a punto de perderse por completo en esa mirada.

—T-Taehyung... —susurró, con la voz entrecortada, acercándose a su oído. Taehyung estaba sobre él, inhalando profundamente su olor a chocolate—. Idiota, escúchame...

Jungkook le dio un golpe ligero en la cabeza, lo suficiente para escuchar un gruñido que provocó una sonrisa en sus labios. Taehyung, con un puchero adorable, parecía más un cachorro mimado que un alfa dominante.

Es mío, solo mío, pensó Jungkook con una satisfacción inexplicable.

—Kookie, eres muy cruel... —Taehyung se levantó ligeramente, abriendo las piernas de Jungkook con facilidad. Jungkook sabía que no tenía escapatoria—. No deberías... —Tomó sus muñecas con firmeza, separándolas de las sábanas—. Ser así con tu alfa...

Jungkook parpadeó, confundido por el poder que sentía Taehyung sobre él en ese momento. Volvió a darle un golpe, esta vez más suave, pero Taehyung simplemente rió, robándole un beso que lo hizo sentir más idiota de lo que ya se sentía.

—T-Tonto... —susurró, incapaz de contenerse.

—Este tonto te ama —respondió Taehyung con una sonrisa ladeada, mientras su mano se deslizaba por la pierna desnuda de Jungkook. Sus dedos encontraron el elástico de sus bóxers, y sin dudar, comenzó a explorar más allá, sus manos acariciando con una mezcla de deseo y ternura.

Jungkook, desesperado por tomar el control de alguna manera, se colocó encima de Taehyung, sus manos cayendo a cada lado de su rostro. Comenzó a moverse en círculos, sintiendo el roce de sus cuerpos aumentar la tensión entre ellos. Taehyung se mordía el labio inferior, luchando por mantener el control, pero estaba claro que ambos estaban al borde del colapso.



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Jungkook se despertó lentamente, sus cabellos negros estaban revueltos después de una noche larga y cálida. Bostezó suavemente, aún sintiendo el peso de un brazo sobre su cintura. Una sonrisa se dibujó en sus labios cuando se dio cuenta de que Taehyung seguía dormido a su lado, profundamente. Era una imagen casi perfecta. Tomó la sábana que los cubría y la ajustó con cuidado sobre Taehyung, asegurándose de que su alfa no se resfriara. Ambos estaban desnudos, y aunque el cuarto estaba tibio, sentía la necesidad de protegerlo.

¿Mi Pequeño amor?[VK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora