26.

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Tenía ya bien cumplidos mis doce años, y mis padres habían decidido preparar una pequeña fiesta en casa. La verdad, no quería hacer nada, pero mi Omma se había pasado la semana fastidiándome con invitar a Taehyung. ¿Por qué no podía simplemente disfrutar de mi día en paz?

Cuando llegó, Wonwoo tenía una mirada perdida, como si estuviera en otro mundo. Me sorprendió verlo reconocido como alfa, pues su apariencia era demasiado tierna para el título que llevaba. Su aroma era una mezcla encantadora de miel con un toque que no lograba identificar. Aunque me molestaba que él ya hubiera experimentado su celo antes que yo, no podía negar que olía increíble.

Jungkook, por su parte, ya sabía que era un omega, aunque aún no había tenido un celo que lo confirmara. Su amigo, al enterarse, le había dicho que seguirían siendo amigos. La idea de un alfa y un omega juntos siempre había sido un tema delicado.

—¡Wonnie! —Jungkook le daba un abrazo por la espalda, su entusiasmo era contagioso—. ¿Qué me trajiste?

—Nada... —dijo riendo, disfrutando del cariño que le daba el menor—. No debes exigir a un alfa, tonto omega. —Y soltó una risa que resonó en la sala.

—A ver, este omega te gana en peleas, y aun así te crees mucho por tu linaje... —le dije mientras le hacía una leve llave en el cuello. Gané, porque él se vio obligado a tocar mi mano para que lo soltara—. ¿Ves?

—No, no veo... —sonrió, ignorando la trifulca y mirando los postres—. Kookie, quiero ese cupcake morado...

—Sabes que mi Omma te pegará la mano si lo tomas antes de la foto... —sonreí, mostrando mis dientes conejitos tan blanquecinos—. ¡Espera!

Era inútil que Jungkook no pudiera resistirse a esos ojos de cachorro en plena lluvia. Esa mirada tan única de su amigo, nada que ver con la de un alfa.

Con cuidado, se acercó a la mesa, observando a su alrededor para asegurarse de que mi Omma no estuviera cerca. En un movimiento rápido, tomó el postre y salió corriendo. Pero antes de que pudiera escapar, sentí una mano agarrar su brazo. Estaba perdido; solo faltaba que tuviera que inventar una horrible excusa que nadie creería.

—Omma, lo puedo explicar... —volteé a mirar con un leve puchero—. T-Taehyung...

—¡Feliz cumpleaños! —me extendió una caja con un gran moño—. Es algo que te gustará.

Dentro encontré una réplica exacta del traje de Iron Man, una joya que pocos habían conseguido. Me sentí el niño más afortunado del mundo.

—Bendito sea Marvel. Bendito sea Kim Taehyung.

Lo abracé con tanta fuerza que sentí que él pedía a gritos que lo soltara con pequeños golpes. Nota mental n°1: practicar cómo manejar mi fuerza, que era casi igual a la de un alfa.

Me limité a observar a mi alrededor. Con una sonrisa, le di un beso en la mejilla. Aún tenía el cupcake en la mano, así que decidí ir donde estaba mi amigo Wonwoo. Me despedí con una leve reverencia, escuchando el sonido de música en la sala y observando divertido cómo mi amigo jugaba con su celular. No le importaba tener amigos; desde que llegó, solo conversaba conmigo, y eso me hacía sentir especial.

Me senté a su lado con una sonrisa, moviendo el postre frente a su celular para captar su atención rápidamente. Reí al notar su comportamiento, disfrutaba estar así apegado a él, aunque no tuviera buena química con Taehyung.

¿Mi Pequeño amor?[VK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora