MOMENTO 17

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CAPITULO DIECISIETE

Me despido de Melissa mientras salgo de la camioneta, estresada y muy frustrada por todas las preguntas que me hizo su padre. Preguntas respecto a tal acontecimiento que no se escapa de mi cabeza.

Bajo de la camioneta y piso la rustica cera, su papa arranca y veo como la camioneta, avanza hasta cruzar a otra calle.

Me muerdo el labio y mi ceño cae fruncido.

¡YA NO LO SOPORTO!

No entiendo como hay gente tan ridícula y tan salida en este mundo, —como el papa de Melissa, mis amigos del liceo, de Facebook, de twitter y mis contactos de Whatssap—, para preguntante tantas ridiculeces, que no tienen ni una puta pisca de sentido. Algunas de sus preguntas más repetidas son;

—¿Te dio miedo?
—¿Corriste?

—¿Gritaste?

—¿Cómo se siente ver a una niña suicidada ahorcada en tu patio? —¿Te gusto?

Por preguntas así, últimamente me he aislado de la gente. Ojala algún día les pase lo mismo, para que vean lo que se siente, y no anden preguntando mierdas que no deben preguntar.

Segundos después camino al porche de mi casa, y justo antes de meter la llave en la cerradura, observo el cielo. Esta pálido y en él se aglomeran muchas nubes. De seguro en la noche habrá frio y lloverá. Sin razón, me emociono y la rabia se va, por ahora me siento bien.

Meto la llave, la giro y la puerta se abre. Miro de nuevo al cielo, y después entro a mi casa recordando los nombres que mucha gente le ha puesto. En Facebook le pusieron el nombre de "La casa Suicida", en Twitter "La casa de la Suicida Blake". Y en el Whatssap "La casucha".

Ahora que lo pienso, no creo que deberíamos vender la casa, pues serviría perfectamente para un futuro sitio turístico.

NOCHE PARANORMAL©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora