MOMENTO 59

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—Hola, Johann hermano, te envió este menjase para decirte que te estamos buscando para hablar contigo —habla Greiger conduciendo la camioneta de su padre, mientras le envía una nota de voz a Johann—. Llamame cuanto antes después de escuchar este mensaje.

Desde que nos montamos en la camioneta, ambos concordamos en que si Johann moría, Evelin vendría por uno de los dos y obviamente no queremos eso.

Creemos que la razón por la que Evelin va a matar a Johann, es la humillación y Bullyng que le hicimos aquel día en que hicimos un documental improvisado para biología. Yo también la humille junto Melissa y Greiger, y desde día que desapareció, he tenido eso metido en mi conciencia.

Llamamos a Johann y nunca atendió, también a su madre y dijo que no sabía dónde estaba, ya que tenía más de doce horas que no ha vuelto a casa.

Nos dirigimos a casa de Melissa, ya que tal vez podría estar en ese lugar, pues es viernes y sus cuerpos lo saben; sin embargo, no estamos muy seguros que este allá.

Llamo a Melissa y tampoco atiende. Maldigo mentalmente.

Menos mal que estamos llegando.

Llegamos a su casa, que es una mini cabaña semejante al de una película de terror. Nos estacionamos y nos bajamos sin decir ninguna palabra.

Voy a su puerta, la toco con fuerza, mientras Greiger toca el timbre varias veces.

—¡Melissa! —grito su nombre, perdiendo la paciencia —. ¡Melissa!

Si no abre en diez segundos, derrumbo la puerta.

Se enciende una luz y ella abre la puerta. Agradezco a Dios que está viva.

—¿Qué paso, porque tanto alboroto? —pregunta abriendo la puerta.

—¿Estas con Johann? —interrogo, a la vez que le doy un gran abrazo de saludo.

La dejo de abrazar y la miro.

—No, no estoy con él, estoy sola.

❖❖❖

—Entonces, ella regreso de la muerte —comenta Melissa pensando con la mirada —, Y viene por nosotros.

—Sé que es difícil de procesar, pero en estos momentos es lo único que tiene sentido —dice Greiger, parado con teléfono a la mano.

Melissa asiente. Ya llevamos dos minutos, desde que termínanos nuestra explicación de lo que está pasando. Melissa ha aceptado nuestras palabras, pero se ve más nerviosa que creyente.

—Voy al baño.

Greiger camina y desaparece de la sala, dejándonos solas.

—¿Aun no puedo creer que no sepas donde este Johann? —le hablo a Melissa, para sacarla de sus hondos pensamientos e incomodidades.

—Terminamos —dice sin verme, con una voz tiesa y ronca como si se lo hubiese guardado como secreto.

Asiento y entiendo porque tiene esa pinta depresiva que es muy extraño en ella.

—Me dijo que no quería más nada, que no teníamos tren hacia el futuro.

—Lo siento...

—No importa —me interrumpe y me ve a los ojos, en estos momentos hay cosas más importantes que eso.

—Dame un abrazo —digo mirándola y ella buscando consuelo como una viuda dolida, se levanta y se viene a mis brazos, llegando puesta la bata que le regale en sus 15 —. Admito que te vez bien sexy con esa bata de gatitos.

—Cállate, perra —dice con una pequeña sonrisa y yo me rio olvidando todo lo malo. Es bueno estar con mi mejor amiga —. Quieres una manzana del árbol.

—Claro, tengo tiempo que no voy a tu jardín —la sigo por la cocina llegando al pasillo, donde está la puerta que da al patio trasero, de su mini cabaña de paredes blancas, al igual que el suelo.

Escucho el chillar de mi teléfono, puesto en la mesita de la sala, cargándose. De seguro es algo importante.

—Espera, voy a revisar mi teléfono, adelántate —digo, ella asiente y prosigue con su trayecto.

—Si voy a buscar las llaves, para abrir la puerta.

Voy a la sala, trotando suavemente y agarro mi teléfono apenas estoy cerca. Lo desbloqueo y me doy cuenta que es una notificación de Facebook. La presiono sin ver, ya que me importo por Melissa.

—¿Ya abriste la puerta? —pregunto con voz alzada.

—Estoy buscando la llave que es —responde desde la puerta —. Apúrate o te daré las manzanas más flacas.

—Voy —, digo es respuesta, esperando a que se cargue la publicación.

La verdad que no quiero comer manzanas, ni siquiera sé porque Melissa quiere comer manzanas después de enterarse que una suicida muerta nos persigue. Pero bueno, es mejor estar en calma, que en un hondo terror como lo siento ahora, disimuladamente.

Veo la publicación y me llevo la mano a la boca, con el cuerpo temblando.

Ay dios mío. Johann ha muerto.

Publico la foto. Sale ahorcado en un árbol.

Va por Melissa.

Mi corazón se entumece y mi miedo florece.

—¡HAAAAaaaAaAAA!

El grito abrumado y aterrado de Melissa se esparce por toda la casa. Me aterro. Dejo caer el teléfono y corro hacia la cocina. Tropiezo con una mesa y se cae un cristal; pero no me importa.

Llego al pasillo y ella corre en mi dirección, esquiva mi cuerpo y se va a la sala. Yo voy hacia la puerta, caminando de forma breve. Me asomó temerosa.

Johann está colgando del árbol, justo en frente de la puerta. La cierro agitada y corro para llamar a la policía, teniendo mis fortalezas derrumbadas.

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NOCHE PARANORMAL©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora