MOMENTO 37

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Mi mama me vino a buscar, con su amiga Luzelba a la casa de mi prima. Salí de aquella casa con la mirada sin expresión, con el cuerpo aguado y teléfono descargado. Mire a aquel carro y la mirada de mi mama.

Por dentro tenía un disgusto, que me hacía querer gritar a todo pulmón.

No quería ir a aquella casa. No quería pasar una noche allí y mi mama lo sabía, pero como a ella de vez en cuando le gusta amargarme la vida, simplemente lo hace para fastidiarme y satisfacerse.

Me monte en el auto, salude y me mantuve callada. Al llegar a la casa, después de cenar, mi mama me metió en su cuarto, aprovecho y dejo salir su curiosidad e interes, con una oleada de preguntas.

—Mira, Margarita —dijo mi nombre seria, y empezó su interrogatorio —. Dime quien divulgo el video.

—Danielo... —respondo peinándome el cabello con los dedos.

—¿Quién? —pregunto confundida.

—El gordito que bailo twerk en mis quince...

—Haaa ya —asintió con la cabeza, teniendo una voz estirada y recordándose de aquella fiesta —. Mira ¿hablo de quien publico el video en el Facebook de la chica?

—No lo sé, eso lo estoy averiguando con algunos de mis amigos...

—¿Segura? —me hizo otra pregunto, ya que no parecía confiar en mi repuesta.

—Si... mama —digo.

Se lleva su mano a la frente y no para de caminar de lado a lado. Yo la analizo, pero no encuentro nada raro, aunque parece estar molesta o estresada

—Estoy estresada y no que hacer con esta casa —habla preocupada y se mira en el espejo de la peinadora—. No la podemos vender.

—Véndela y punto —respondo seca y veo el techo.

—Tu padre la puso en venta, desde hace meses, sin decirnos nada y nadie la quiso comprar. Ahora mucho menos.

—Espera ¿Qué? —la miro y me levanto sorprendida. Frunzo mi cejas y se me hace un nudo en el estómago, mientras el estrés me abraza con fuerza —. ¿Nos quedaremos aquí? ¿Y si nos vamos sin venderla?.

—Cariño, necesitamos el dinero —dice y yo me pongo a saltar estresada e incluso grito.

—¡No puede ser, no puede ser!.

Empiezo a llorar.

Este lugar me sofoca, ahora me siento atrapada, quiero escapar de este sitio, irme a otro lugar.

—¡No, mama no me quedare aquí¡—digo siguiéndola por el pasillo estrecho pasillo, color gris —. Llamare a Greiger y me quedare en su casa por toda la semana.

Digo en voz alta y camino a mi cuarto, con pasos hondos. Pero de repente con mucha rapidez, mi mama se interpone en mi camino y me atrapa antes de entrar. Retrocedo y veo en su cara fruncida, un crudo enojo.

—¡No vas a ir a estas horas!
—¿Qué? —me altero, y reclamo con movimientos bruscos y alzados, me voy a otra dirección —. ¡A la mierda, me iré de esta pocilga sin ropa!.

Mi mama me persigue y bajando las escaleras, me vuelve a dejar sin paso.

—¡No me dejes sola, estamos juntas en esto!

Mi mama habla con una voz quebrada y llorosa. Sé muy bien que intenta y no sirve.

—Me iré, mama me iré. Acéptalo.

Me ve y la ignoro. Esquivo su cuerpo y termino de bajar las chillonas escaleras rápidamente. Me detengo y veo mi ruta de escape; la bendita puerta.

—No puede ser que hagas esto, pero hazlo.

Dice desde allí y esas palabras se quedan en mi mente. Se muy que lo estoy haciendo, no está bien, por eso antes de irme y caminar descalza por la calle hasta la home de Greiger, le hago saber mi decisión.

—Bueno, me quedare —la digo estrasada, tomando esta maldita decisión por ella y después agrego preparada para lo peor—. Pero esta noche te guste o no, dormiré contigo.

NOCHE PARANORMAL©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora