MOMENTO 49

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—Entra tu primero —me dice en voz baja.

—No sí, entra tú —le digo.

Ella abre la puerta y fugazmente me agarra la mano. Me jala y entramos juntas, ya que no controlo mis pasos gracias a mis benditos catones. Camino adelante, jalada por Melissa, buscando a Danielo con la vista y fácilmente lo encuentro.

Esta acostado en una camilla azul claro, tiene unas máquinas en cada esquina. En su pequeña nariz, hay unos tubos delgados por donde respira; también tiene conectado en su muñeca una maquinita extraña. Siento pena cuando lo veo.

Sí que esta pálido, parece un muerdo.

—Hay Danielo —dice Melissa con voz aguada y ojos llorosos, está más sensible que yo.

—Dios santo —yo digo acercándome.

—No pensaba que estaría así —comenta Melissa, viéndole.

—Yo también —agrego.

Pasan cinco unos minutos y ya me quiero ir. Me quedo estática viendo su cara tan holgada y apagada. Un pequeño ardor, cierra mis ojos y cuando los cierro, me acuerdo de algo que me genera una duda.

—Sabes, ¿piensas que en realidad fue Evelin Blake que lo ataco? —pregunto a Melissa con mi voz haciendo eco, en cada esquina.

—No, creo ella ya está muerta.

Responde y yo asiento con la cabeza.

El teléfono de Melissa, suena un timbrazo. Ella se ve nerviosa y retrocede.

—Voy al baño, o si no se me va a explotar la vagina —Melissa camina hacia la puerta y sale.

Esta va a hablar con su novio, y no lo puede disimular.

Miro al piso, me aliso la chaqueta y me dedico a observar de manera más cercana, ya que veo que tiene algunas manchas en la piel.

Doy un paso hacia él y me encorvo para verlo mejor; entre cierro mis parpados y lo analizo.

Lo que hay en sus manos, no son marcas, son rasguños; como si fueran de un animal. En la otra mano también tiene; pero en esta hay...

Tomo su mano con suavidad, y la giro un poco. Esta fría y lo que veo, me da escalofríos.

Hay una gran mordida puesta en su muñeca (la que no tiene la maquinita). Suspiro algo incomoda con un nudo en el estómago, y me pregunto algo preocupada, quién se lo habrá hecho.

Me desencorvo, sudando frio. Miro a todos lados y al mirar hacia atrás, veo una sombra en la ventana de la esquina, junto a un estante.

Parece, una...

Camino a ella sin dudar, ni pensar nada con mis tacones tronando la madera del suelo. La sombre su mueve. Llego a ella y extiendo brevemente, un pedazo de la cortina.

No hay nadie...

Suelto un suspiro de alivio.


NOCHE PARANORMAL©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora