MOMENTO 34

7 3 0
                                    

Cuando mi cuerpo iba a ser atrapo, por el concreto de la calle. Greiger, muy rápido como siempre, me agarro de la espalda y evito mi caída, convirtiéndose en mi gran héroe otra vez. Yo lo mire incomoda y el muy protector me interrogo.

—¿Estas bien? —frunció su ceño nervioso —. ¿Te sientes mal?

Parpadee varias veces, regresando a la normalidad y respondí un poco desnivelada.

—Sí, sí, sí, pero...

Lo solte y me pare rápida, buscando aquella multitud que antes me rodeaba.

¿Cómo es posible?

—¿Dónde coño?

—¿Qué? —Greiger se confundió y siguió mi caminar circular.

—Las gente... —no controle mis pensamientos, y decía todo al aire, como una perra drogada.

—¿De qué hablas?

Greiger se interpuso en medio de mi camino y me tomo de las manos, forzándome que lo mirara a él.

—Las personas, había una gran multitud... —trate de explicarle pero me interrumpió.

—No hay nadie, el cementerio está casi vacío.

Con sus palabras, volví a ver todos nuestros alrededores y no había nadie. Trague saliva.

¿Y la gente?

—Me siento incomodo aquí. Mejor vámonos a la casa y allí hablamos.

Poco después salimos de aquel cementerio, y caminando a casa de Greiger, preste más atención a los susurros que había escuchado. Allí lo entendí todo, la gente que vi no estaba vida... eran muertos.

NOCHE PARANORMAL©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora