Capítulo 1

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¡Por fin volví a Konoha!

Konoha.

Allí estaba.

No pude evitar sentir euforia y emoción por llegar. Ahí estaban, a unos cuantos metros de mí, las puertas abiertas a mi ciudad.

Bueno, a mi aldea. La Aldea Ninja Oculta de la Hoja.

A pesar de llevar tanto tiempo fuera (en contra de mi voluntad) y estar llena de heridas y cortes, empecé a correr aumentando cada vez más la velocidad hacia el lugar que conocía incluso mejor que la palma de mi mano.

Los rostros de toda la gente que conocía y que quería aparecieron en mi mente y empezaron a sucederse uno tras otro, haciéndome sonreír.

La emoción me hizo gritar al traspasar las puertas de Konoha.

-¡He vuelto! ¡Por fin he vuelto!- levanté los brazos en el aire, sonriendo inmensamente feliz por haber regresado. No había casi nadie en la entrada a la aldea, cosa que no me sorprendía por lo oscuro que estaba el día, dando la sensación de que estaba a punto de llover.

A pesar de que miento, no me importaba mucho lo que pensara la gente. Mientras sus insultos se quedaran en su mente, mejor.

Ya sabían cómo era yo, aunque no sea digamos... Aceptada entre ellos.

Fui corriendo a la casa del viejo.
No podía evitar ir saltando y gritando feliz. Por fin. Había llegado.

Subí las escaleras a toda prisa mientras mi corazón palpitaba fuertemente, y no me detuve en la puerta ni para calmar la respiración ni para llamar antes de entrar (sin recibir respuesta desde dentro, como siempre). Al fin y al cabo, era Sarutobi-sensei.

-¡Viejo! ¡He vuelt...!

Allí, sentada en el sitio del Tercero, había una mujer rubia con una marca violeta de rombo en la frente. Entre ella y yo, todavía en la puerta, vi algunos Jōnins que ya conocía de veces anteriores, aunque a algunos sólo de vista.

-Hola, siento interrumpir...-dije, algo cortada de golpe.-¿Sabéis dónde está Sarutobi-sen...? Quiero decir, ¿el Hokage?

Nadie respondió. Algunos miraban al suelo y otros hacia otro lugar.

No obtuve respuesta inmediata, y comencé a imaginarme que podía ocurrir. La mujer sentada en el sitio del Hokage me hizo ver la verdad, una verdad que me golpeó dejándome en shock, cayendo sobre mí como un cubo de agua helada.

No puedo creerlo.

-A-al pie de la montaña... ¿Verdad? Está en la montaña de los Hokages...

Descubrí la mirada de Kakashi-sensei llena de tristeza y pena.

No quiero creerlo.

-Seguro...-me iba a dar media vuelta para salir a buscarle, pero me detuvo la voz de una mujer a mis espaldas.

-Yo soy Tsunade, la Quinta Hokage. El Tercer Hokage ha muerto...

Tras segundos de completo silencio, mi cuerpo se había congelado por completo.

No puede ser.

Mi corazón empezó a latir rápidamente, mi estómago se encogió y mi garganta empezó a arder.

La oscura nube que había en el cielo se había ido extendiendo. A mi alrededor, empecé a sentir la tensión de los Jōnins que me conocían.

Fuera, los gritos y las voces de los niños que jugaban empezaron a disminuir según iban entrando en la Academia Ninja.

Las miradas de la gente detrás de mí me aplastaban contra el suelo; ya que estaban cargadas de aprensión, dolor y compasión, cosas que nunca antes había necesitado.

Los pájaros se fueron volando para cubrirse de la tormenta que se avecinaba.

Sin pararme apensarlo ni un sólo momento, sintiendo el ardiente dolor quemándome por dentro, salí corriendo del lugar sin mirar atrás.
---🍥---

Pasé por un montón de sitios que me traían buenos recuerdos, pero ahora sólo podía podía pensar en cómo había muerto el viejo. ¿Habría pensado en mí y en la promesa que ya nunca cumplirá?

Si bien es cierto que no vivo en Konoha en el día a día; es cierto también que cuando venía, el viejo me trataba como si fuese su nieta, y yo le quería tanto como si fuese mi abuelo. Teniendo en cuenta que las personas que más me influenciaban eran él y mi sensei.

Corrí y corrí hasta llegar a mi objetivo, jadeante.

Entre tantas ganas de llegar aquí y tantos antiguos, punzantes y dolorosos recuerdos; no había sido consciente de las repentinas y violentas gotas de agua que me azotaban con brutalidad. La terrible tormenta que se había desatado había hecho que todo el mundo fuera a refugiarse a sus casas. Todo el mundo estaba a cubierto en sus hogares, con sus familias que les daban amor y cariño.

Menos yo, claro. Yo estaba ahí fuera, helada, congelada y llorando. No estoy en ninguna casa con ninguna familia.

En realidad, estoy llorando a quien consideraba mi familia frente a su tumba.

Toqué la fría piedra con las manos temblorosas.

Su nombre estaba allí.

Permanecí allí de pie, paralizada, mirando la lápida.

Sin duda, hoy era un mal día.

---🍥---

¡Hola! ¡Primera historia!😊😅

Espero que os guste. Este capítulo es más como una introducción, por eso es tan corto. No sé si subiré muy seguido, pero si está historia tiene buena acogida, no me desanimaré. ¡Estará orgulloso de mí, Gai-sensei!😆
Vale, no.😅

Pero bueno.

Gracias por leer y darme ánimos, ¡Espero estar a vuestra altura!
¡Nos vemos!😘

780 palabras.

Genjutsu  (Kiba Inuzuka y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora