Capítulo 62

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Agradecimiento a lo imposible.

Shanna y Naruto habían estado toda la tarde entrenando y jugando. Tras superar alguna prueba de taijutsu y de ninjutsu que se impusieron a sí mismos, y de jugar a perseguirse y a pillarse mientras saltaban por los árboles y se lanzaban cosas, los genin permanecían ahora tumbados sobre la hierba, boca arriba, recuperando la respiración y reposando por un momento. La pelirroja tenía los ojos verdes fijos en el cielo, que amenazaba con tornarse a un color más oscuro y a dejar paso a la luna. Naruto sonreía, pero mantenía sus ojos cerrados.

-Oye, nee-chan.- llamó el chico. Ella desvió su mirada hacia donde estaba él, quien se sentó a su lado. Ella también se incorporó.

-Dime.- pidió, tranquila. 

-Eh... Ero-sennin va a entrenarme.- comenzó.- Nos iremos de la aldea, y dice que será sobre dos o tres años... 

-¿¡Tres años!?- exclamó la contraria, sorprendida. 

-Sí. Dijo que Akatsuki no me buscaría durante unos dos años, más o menos, y que Orochimaru no podrá usar el cuerpo de Sasuke hasta dentro de tres. Por eso debo entrenar y traer al temee* antes de eso.- dijo, seguro de sus palabras. Shanna se sintió un poco mal. Quizá, si no hubiera dejado que el Uchiha se fuera...

No, ella no quería arrepentirse de eso. Sasuke sabía lo que estaba haciendo, y ella confiaba en él. Le había dicho que buscaba poder, ella ya sabía que quería matar a su hermano mayor. Sabía que Sasuke no se dejaría engañar con tanta facilidad, y aunque cometiera alguna estupidez, el Uchiha debía de tener sus razones para hacer aquello. Suspiró ante el pensamiento de haber mantenido en secreto que ella lo había dejado marchar. 

-Naruto...- dijo. Quería decirle que no se preocupase mucho por su amigo, pero incluso ella estaba preocupada. Shanna también quería sacar de allí a Sasuke lo más pronto posible.- Por favor, ten mucho cuidado, ¿vale?- pidió, bajando la mirada.- Sólo quiero eso, yo... No sabría que hacer si no te tuviese aquí.- admitió, algo triste. El contrario, conmovido por la sinceridad de la contraria, rió y la abrazó. Siempre despertaba en él el instinto de protegerla como si fuera su hermana pequeña. 

-Tranquila. Tendré cuidado, y cuando vuelva seré tan fuerte que nadie podrá vencerme.- aseguró, separándose para mostrarle una deslumbrante sonrisa.- Y traeré a Sasuke, detendré a cualquiera que quiera dañar la aldea, protegeré este lugar con mi vida y me convertiré en Hokage.

Shanna sonrió. 

-Es una promesa, ¿verdad?- especuló, emocionada.- Voy a ver como te conviertes en Hokage, nii-chan. Porque apuesto todo a que lo lograrás, Naruto.- sonrió, imitando al rubio.- Así que le diré a Tako-sensei que te ponga a entrenar al máximo, porque tienes que cumplir tu sueño. Y cuando vuelvas, quiero que me enseñes a mí también.- pidió, sacando la lengua. Naruto rió.

-Voy a esforzarme al máximo, y lo voy a lograr. Y traeré aquí a Sasuke.- la contraria negó ante sus palabras, confundiendo un poco al contrario. 

-Lo traeremos de vuelta juntos.- corrigió, sonriendo.- Porque yo también me haré más fuerte, ¡no voy a quedarme atrás!

Ante sus palabras, el Uzumaki también sonrió. 

-¡Eres genial, nee-chan!

Ambos rieron a carcajadas. Decidieron irse ya a casa, ya que se estaba haciendo tarde. El rubio invitó a la chica a cenar ramen en su casa, cosa que ella aceptó con una gran sonrisa. La noche cubrió la aldea, y, tras una cena llena de risas, Shanna se despidió para irse a casa. 

Mientras volvía a casa, Shanna pensó en lo que había hablado con Naruto. 

Ella no quería que el rubio se fuese, pero retenerlo allí o pedirle que se quedase sería muy egoísta. Además, no tenía una razón de peso para pedirle que se quedase, y sabía que el Uzumaki quería hacerse más fuerte para cumplir su sueño. 

Genjutsu  (Kiba Inuzuka y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora