Capítulo 25

1.2K 121 245
                                    

Malos sentimientos y charlas de emo.

Habían pasado nueve días desde que Kiba y yo nos habíamos "peleado". Yo estaba súper nerviosa y preocupada, no paraba de buscarle y  de preguntar por él, pero era como si de repente hubiera desaparecido del mapa.

Cada vez sentía que todo ante mí se desmoronaba. Mis amigos, recelosos, habían empezado a decir que tenían que entrenar, o que tenían una misión, o cosas importantes por hacer. Yo no sabía si era verdad, pero el pecho me dolía y estaba muy nerviosa y asustada.

El miedo aumentó cuando dejé de ser capaz de utilizar mi Elemento Tierra.

Es cierto que apenas lo controlaba y que casi no lo usaba, pero al menos podía controlar el suelo y las piedras. Daba igual cuántas veces lo intentara, durante mis siguientes entrenamientos perdí por completo mi control sobre el Doton.

Akemi-sensei también estaba muy nervioso, siempre andaba de aquí para allá con libros y rollos de pergaminos en los brazos, tratándome más como a una alumna que como a su hermana pequeña, como había sido hasta ese momento.

Yo lo estaba pasando muy mal.

El corazón de las mujeres late más rápido que el de los hombres porque es más pequeño y más ligero. Bueno, pues últimamente el mío debía de ser el más rápido del Mundo.

Estaba muy inquieta e intranquila, me asustaba con facilidad y me preocupaba por cualquier cosa.

Mi gran punto de apoyo, Naruto, siempre estaba ahí, y daba gracias a todos los dioses con lágrimas en los ojos por que él siguiera aquí. Era tan reconfortante tenerle a mi lado en casa unas horas que cuando se iba lloraba paranoica porque pensaba que me iba a abandonar.

En fin, unos días después, cuando observaba por mi ventana a la gente vi una figura reconocida.

Me calcé a la velocidad de la luz y bajé para encontrarme con él, sintiendo mi corazón volver a encogerse de la culpa y de la preocupación.

-¡Kiba! ¡Kiba!

Le llamé mientras corría hacia él, y vi con alivio como se detuvo. Seguía de espaldas a mí, pero sabía que me había oído.

-Kiba.- le llamé jadeante una vez estuve junto a él, esperando que se girara para mirarme. Cuando lo hizo, tenía una mueca extraña en el rostro que no me gustó nada.

-¿Qué quieres, Shanna?

-Kiba, yo...- no sabía que decir. Por supuesto que no, simplemente te vi y vine corriendo. ¿Que quieres que te diga?

Ante mi silencio, su mueca se potenció, por lo que busqué cualquier excusa que no sonara rara.

-E-es que... Hacía tiempo que no nos veíamos... Y era para saber si querías quedar para dar una vuelta o algo.

Bien, de momento no iba tan mal.

-Estoy ocupado y no creo que pueda.

Se dio la vuelta y empezó a caminar.

-¡Espera!- grité asustada y alcancé a ponerme a su altura. Caminé a su lado mientras seguía hablando.- No tiene porqué ser enseguida, puede ser cuando tengas tiempo. Me adaptaré, no pasa nada.- esbocé una sonrisa que deseé que no se viera forzada.

-No lo creo. Más bien, no te creo a ti. Llevas mintiéndonos mucho tiempo.

Exasperada al ver su mirada tan lejos de mí, le agarré del brazo y le hice mirarme.

-¡Por favor!- sentí que mis ojos se aguaban.- Sólo será una tarde. No pediré más.

Me miró, esta vez sí me miró. Y se sintió genial.

Genjutsu  (Kiba Inuzuka y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora