Capítulo 12

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Es mi vida. El castigo.

-Hola, perdedora.- dijo Akemi entrando en la sala del Hokage dónde ella, Shizune y el cerdo Tonton le miraron.

-Arg... Tú...- saludó Tsunade "amigablemente".

-¿Os conocéis?- preguntó la pelirroja.

-Sí, le gané cinco mil ryōs con una escalera de color- respondió el de ojos amarillos con superioridad.

-Aun no me lo puedo creer...- susurró la rubia.

Akemi, serio, habló de nuevo, más formal.

-Aceptamos su invitación, y con su permiso nos quedaremos aquí para seguir entrenando.

-Bien. ¿Shizune, crees que podrías...?

-¿Por qué?- cortó la pelirroja. Su mirada estaba clavada en el enorme ventanal, pero no miraba nada en particular. Los demás presentes la miraron con extrañeza.

-¿Por qué, qué?- preguntó la rubia, sin entender que quería decir.

-¿Por qué nos vamos a quedar cuando llevamos viviendo fuera desde siempre? Quiero decir, el Tercer Hokage me dejaba venir, pero nunca me dejó quedarme. Siempre me decía que tenía que irme con mi sensei para seguir entrenando y hacerme más fuerte; pero, ¿Por qué no entrenamos aquí?

Los ojos verdes de la joven se clavaron con avidez en los ojos chocolate de Tsunade, esperando una respuesta ansiosa y sedienta. La mujer dirigió su mirada a los dorados ojos de Akemi.

-Shanna, vete a casa y espérame allí.- le dijo el hombre.

-Pero...

-Haz lo que te digo.

-¡Quiero saber!- gritó la niña.- ¡Este tema es sobre mí! ¡Quiero saber qué me pasa y por qué me pasan cosas como las de el otro día!

-Shanna...- dijo en un tono de voz más bajo.

-¡No es justo!- seguía quejándose ella, girada hacia el Jōnin y mirándolo de forma retadora.- ¡Quiero saber por qué mi vida se basa en entrenar, entrenar y entrenar! ¿¡De qué me tengo que proteger!? ¿¡Por qué no puedo vivir aquí con los demás y entrenar normal con mis amigos!?

-Ya basta, Shanna.

-¡No! ¡Quiero saber por qué razón ahora sí debo quedarme en la aldea! ¡Quiero saber qué me estáis escondiendo!

-¡Shanna!

El grito de Akemi hizo que la niña callase de golpe, dando un pequeño bote del susto.
Akemi nunca se había enfadado, y mucho menos le había levantado la voz. Era la primera vez que le gritaba a Shanna, haciéndole ver qué se había pasado de la raya.

Los ojos del pelinegro se habían oscurecido y brillaban con intensidad al mismo tiempo. Sus pupilas se habían dilatado y el color amarillo se había intensificado, haciendo que su mirada aterradora también fuera cegadora.

-Es mi vida y ni siquiera puedo controlarla.- susurró Shanna.

La niña miraba al suelo. Sus puños estaban cerrados con fuerza. Le temblaban las manos.

Tras esas palabras con dolor, Shanna salió de la habitación dando un portazo.
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Narra Shanna

Fui saltando de tejado en tejado hasta llegar a mi casa. Cerré de golpe la puerta y sentí lágrimas de rabia caer por mis mejillas.

Grité y golpee con toda la fuerza que tenía la pared, y no fui consciente de que mi mano se dirigía a una fotografía enmarcada colgando en ella.

Genjutsu  (Kiba Inuzuka y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora