Capítulo 33

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Suspira y toma del vaso de agua.- Cuando nací, también nació un gemelo mío, a mí me pusieron Robert y a él Simón, todo iba bien, éramos los mejores amigos, inseparables, él cantaba increíble. Yo siempre tocaba el piano mientras el cantaba, sus canciones favoritas eran las mías. Conocíamos todo de nosotros. Pero... Un día todo eso cambió. Papá y mamá salieron a una cena que tenían por parte de su trabajo, la luz se había ido, él y yo encendimos velas porque no veíamos nada...- Notaba como comenzaba a llorar, no lo culpo, con el corazón que tengo yo también comenzaba a sentir un nudo en la garganta.- Horas después él se quedó dormido, yo tenía hambre y decidí salir por algo a la tienda, no quise despertarlo, tardé en la tienda, regresé lento comiendo ya que me sentía seguro.- Se notaba más su llanto.- Cuando llegué a la esquina note un par de patrullas en mi casa, fuera había una ambulancia, corrí hasta allá. Era mi hermano.

- Dijeron que una vela se había acabado, siguió con los muebles y se incendió la casa... Mi hermano se ahogó con el humo a causa de que lo dejé dormido, murió y minutos más tarde el fuego lo incineró. Mis padres no dejaban de repetirme que había sido mi culpa, que yo había matado a mi hermano.- En ese momento no dejaba de llorar, y yo, también aunque sólo derramaba lágrimas en silencio.

- Días después mientras dormía escuché una voz, esa voz que reconocía en cualquier lugar. Era la voz de mi hermano cantando nuestra canción favorita, la que él y yo habíamos escrito. Lo busqué por toda la casa, pero no estaba. Desperté a mis padres pero dijeron que no habían escuchado nada, lo único que admitieron es que yo lo había matado y escuchaba eso por la culpa. Regresé a dormir, pero soñé algo muy real. Mi hermano estaba parado frente a mí con la misma ropa que el día que lo ví dormido. Me decía que él iba a estar siempre conmigo, que todas las noche escucharía su voz, que siempre estaría en casa, yo sé bien que no había sido un sueño, él estaba frente a mí. Y como lo había dicho, siempre estuvo ahí, lo veía conmigo y lo sentía, mis padres me guardan tanto rencor que cuando cumplí dieciocho años decidí alejarme de ellos y vivir solo. Todas las noche toco el piano a media noche, y puedo escuchar su voz acompañando la melodía, con las luces apagadas, por miedo a que haya otro incendio. Siempre estoy en casa y cuando salgo no tardo. Tengo miedo a que si tardo suceda los mismo y mi hermano se vaya.

Cada palabra que dijo me asombraba. Siempre decía que esas cosas podían pasar, pero nunca lo comprobé.

- Pero, si tu hermano canta, ¿por qué noches anteriores escuchaba un piano?

- Porque cuando yo no toco el piano, él lo hace, me recuerda que debo hacerlo.

- Ahora entiendo porqué lo vi en la ventana varias veces, ahora, entiendo muchas cosas. ¿No crees que debes dejarlo ir?

- No.- Contesta de inmediato a la defensiva.- Necesito que te vayas.

- No. Esta vez no. Tú debes vivir tu vida, tu hermano está muerto.- De inmediato se azota una puerta. Me asusta, pero ya que sé que es su hermano lo entiendo.

- Él nos escucha. Debes irte.

- No. Sé lo mucho que lo amas, pero, tienes que continuar, sin él. Mira, él estará mejor. Esta contigo porque te sientes culpable del incendio, pero no es así, fue un accidente. Si él sabe que estás bien, descansará.

- ¿Y cómo se supone que haga eso?. Si no estoy bien, él ya no está conmigo, él era quien me daba fuerzas, quien me entendía, con quien podía cantar.

- Mira, yo puedo cantar contigo, no sé si sepa hacerlo, pero podemos intentarlo.

- ¿Seguro?

- Totalmente.- Me sonríe.

- Trae la letra de su canción favorita, la cantaremos tú y yo.

***

Baja de el segundo piso y trae en sus manos las partituras y la letra. También se siente un ambiente bastante tenso.

TÚ & YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora