Capítulo 40

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Narrador

—¿Diste el mensaje?— pregunta el mismo hombre que había dado una última oportunidad a la bibliotecaria.

—S-si, pero lo interrumpieron— dice asustada la chica.

—No importa, no me sorprende dado que ese cazador estaba ahí, tranquila ya tienes tu lugar asegurado en el cielo— ella da una sonrisa enorme— pero tengo un problema— la sonrisa se borra inmediatamente— tu alma ha sido comprada.

—¿Q-qué?— su voz se quiebra.

—Significa que irás al infierno a esperar órdenes— una mujer aparece detrás de él, su vestido reflejaba la peor pesadilla de la bibliotecaria.

—No seas tan duro— le reclama a su esposo.

—Es toda tuya, querida— Miedo observa como Muerte desaparece y luego se fija en la bibliotecaria.

—Esa apariencia no te queda, déjame ayudarte— toca su cabeza y su apariencia se transforma a una sombra con dos ojos rojos que brillan— ¡ya está! ahora ve a vigilar al anticristo, si quiero que esa profecía se haga realidad necesito eliminarlo de la jugada— la bibliotecaria desaparece también y Miedo da una media sonrisa— volveré a estar en ese trono.

Terence

Al abrir mis ojos cegados por el rayo de luz que me dió me encuentro con Adam que ya estaba despierto viéndome directamente.

—¿Se te perdió algo?— le pregunto algo fastidiado, Adam no me contesta solo da media vuelta.

—Que engaño— dice Adam abriendo la puerta, miro a mi alrededor y todos están durmiendo.

—¡Oye espera!— me levanto y voy detrás de él, entonces recuerdo dónde estoy— no es seguro que estemos afuera podrían matarte— le digo el se detiene, noto que no tiene su espada— ¿y tu espada?.

—Me la robaron, al parecer pudieron contra Grace, gracias a un hechizo que puse no los tomaron en cuenta, pero vieron mi espada y se la llevaron, ahora debo recuperarla ¿me ayudas?— me sorprende lo que me estaba diciendo, su mirada era, por primera vez, la de un chico de 13 años.

—Lo intentaré— digo finalmente, si lo dejo solo lo matarán.

—Bien, espero que seas bueno con las apuestas— me dice, cuando llegamos a la parte baja del Casino los ángeles caídos no habían parado de jugar y hacer apuestas— vamos— lo miro, ¿cómo puede andar con tanta facilidad?.

—¡Espera!— Adam busca entre los ángeles caídos y encuentra su espada.

—Se los juro ella brilla— le decía a los otros ángeles caídos que se ríen de él.

—Es bonita y creo que sirve para herir a los nephilims, yo le entro— los otros siguen su ejemplo.

—Nosotros también jugamos— dice Adam, lo miro asustado.

—¿Qué hacen unos niños aquí?— Adam deja un puño de billetes grandes y verdes en la mesa.

—Quisiera jugar por esa espada— los ángeles caídos miran el dinero y el que posee la espada asiente y reparte las cartas.

Yo me siento a su lado y me entregan las cartas, miro las suyas, tenía unas muy malas cartas, yo no tenía buena suerte, no ganaríamos en esta ronda.

Adam miraba sus cartas, da una sonrisa de lado que hace que me estremezca.

Un ángel caído mira a los otros que solo dan muecas de fastidio, él se veía confiado, tenía las mejores cartas, de seguro.

—¿Se retiran?— pregunta, yo me retiro al igual que los otros, Adam no lo hace.

—¿Qué tienes pensado?— le pregunto él saca un anillo de su bolsillo y lo deja en la mesa.

—Subo la apuesta, además del dinero y la espada apuesto el anillo del mediodía— había escuchado historias sobre esa, se cuenta que fue el anillo que la pareja de dragones poseía hasta que ella la tiró y tiene magia en ella.

—De acuerdo— el ángel caído deja las cartas en la mesa— ¡nadie me gana!— empieza a mover sus manos al premio, pero antes Adam deja sus cartas, al ser mucho mejor que las suyas él gana.

—Creo que eso me toma como el ganador— el ángel caído mira a Adam, luego mira a las cartas que había dejado, de ser las mejores habían pasado a ser mucho peores, incluso como las que Adam tenía.

—¿Cómo?— toma a Adam del cuello de la camisa— ¡eres un brujo! ¡¿verdad?!— veía tan tranquilo a Adam ante la situación que veíamos, él era un humano y su poder venía de la espada, aunque todavía no entiendo cómo cambió las cartas.

—No entiendo de lo que hablas gané justamente— el tono de Adam no cambia los otros miran a Adam y al ángel caído esperando una pelea.

—¡Mentiras! ¡Yo iba a ganar!— iba a golpearlo, pero un aura hace que se detenga.

—Tu fuerza es de 1234, pero tu espíritu es de 34, además de magia 89, por lo que fuiste un mensajero en el cielo— el ángel caído vuelve a intentar golpearlo— el aura que me protege equivale a 4567 de magia en su estado natural, si lo golpeas incrementa en 99%, por lo que ninguno de ustedes juntos podrían contra mí— toma la espada con su mano izquierda y corta el brazo del ángel caído— incluso desarmado— un ángel caído me toma por detrás.

—¡Detente! ¡Detente o la mato!— yo lo miro confundido.

—¡Soy hombre idiota!— le digo enojado.

—Oh claro lo olvidé— sube sus manos y ambos se quedan paralizados.

—Un niño.

—No, él es el cazador de negro es el más letal del mundo y su espada puede matar a cualquier raza que tenga sangre de demonio o angelical— se baja de la mesa y se acerca a los ángeles caídos que me tenían, me sueltan asustados.

—Nos vemos, vamos Terence— empieza a caminar esperando que lo siga.

—¡No!— grita alguien detrás— ¡no dejaremos que un nephilim y un niño nos avergüence! ¡ataquenlos!— un ángel caído intenta golpear a Adam que solo se mueve de su lugar.

Más ángeles caídos se unen.

—Terence lamento arrastrarte a esta pelea, pero ya no hay vuelta atrás— pongo mis puños en posición de pelea y miro a los ángeles caídos.

—No te preocupes, siempre estoy listo para una pelea— le digo, él sonríe.

—Bien ¡vamos!.

La chica aladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora