Capítulo 42

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Narrador

—Encontramos esto cuando alguien cumplió su condena— Lucifer observaba el hueco que estaba en el límite del infierno y el purgatorio.

—¿Está la daga?— pregunta con serenidad, los demonios bajan la cabeza apenados.

—N-no, pero es imposible que alguien haya podido ir y volver, ningún humano puede venir al infierno desde el purgatorio y los demonios se quedan atrapados junto con los seres sobrenaturales— Lucifer mira al infierno, todo lleno de almas que son torturadas, pero se concentra en un poder que es especialmente grande.

—Si lo hay— dice Lucifer a los demonios.

—Pero...es imposible que el anticristo haya podido entrar al infierno, tenemos demonios siguiéndolo.

—Llamen a Alastair, díganle que tiene a un viejo cliente, saquen al alma de Silica Sonkalmi y entreguensela, él sabrá que hacer— da media vuelta y empieza a caminar, los demonios se miran y luego al hueco del purgatorio, si se quedan más tiempo serían arrastrados a una cárcel para demonios.

—¿Qué estará pasando?— pregunta uno de los demonios al otro.

—Creo que estamos haciendo preparativos de guerra, es igual que cuando Lucifer nos hizo unirsele ¿recuerdas? los humanos la llaman la guerra del cielo, pero nosostros preferimos la Guerra Vieja, espero que no haya una nueva.

—¡No seas idiota! con un anticristo ganaremos y Lucifer cumplirá la promesa que nos hizo hace muchos años, deberías saber que su pecado principal es la avaricia, los avarivioso no mienten.

—Pero los orgullosos y los que tienen Gula sí.

—Quien sabe, lo que es seguro es que Lucifer es parte demonio ahora que fue exiliado, ya sabes que sus alas estan algo quemadas, por lo que al sentarse en el trono en vez de Miguel nuestra raza será beneficiada y podremos tener cuerpos de nuevo y superar a los otros ángeles caídos que no tienen ningún propósito para serlo.

—Cierto...quién sabe, tal vez tendremos alas de nuevo— dice el ángel caído con algo de esperanza.

—Debo repetirte que tu pecado es la traición uno de los peores castigados junto con la avaricia y el asesinato— el otro demonio solo se ríe por un buen tiempo.

—Bueno, vámonos, será mejor que hagamos lo que dijo o puede que nos mande con los cazadores y escuché que el cazador de negro está en la tierra.

—Lo sé, Asmodeo me contó que se encontró con él y que tuvo grandes problemas.

Miguel

Miro a Silica que está cavando un hueco en el suelo, estaba demasiado asustada, veo a Cassiel que observa su herida hecha por la espada y a Batraal que se divierte torturando a un alma.

Me acerco a Silica y me doy cuenta que estaba llorando.

—Señor Miguel— me llama con una tranquilidad que no parecía para el momento— cuando vengan a salvarlo quiero que se lleve esto— me enseña una daga que hace estremecerme— la esconderé aquí, necesito que le diga algo a mi medio hermano— me pide— dígale que debe permanecer callado una vez que descubra la verdadera farsa y que estaré en manos de Alastair por unos cuantos siglos, por favor Señor Miguel, prometalo— me mira con esos ojos enormes y aparto la mirada.

—Lo prometo, pero tú se lo dirás— intento consolarla, ella termina de tapar el hueco con la daga.

—No, no lo haré— mira hacia arriba para poder ver a dos figuras que conozco bien, son mis hermanos traidores Dreyfuss y Galand, ambos se ven diferentes.

—Niña vuelves a ocasionar problemas, ¿no crees que la tercera vez que Alastair estará a cargo de tu tortura es demasiado? nunca he conocido a un alma tan molesta, ojalá compren algún día tu alma— dice Dreyfuss, él era orgulloso, toma a Silica de un brazo y Galand la toma del otro.

—Vamos— se teletransportan, antes de que pueda hacer algo Cassiel me toma del hombro.

—No lo hagas o Lucifer nos castigará.

—No me digas que le tienes miedo a Lucifer— le espeto fastidiado, él me mira y luego a Batraal.

—Estamos en su territorio y sabes lo que le ocurrió a Gabriel por solo venir, sabes que puede igualar tu poder en el infierno, además de que no importa que seas el príncipe del cielo él está en dos religiones y eso lo hace muy poderoso, es el único por el que asesinan.

—¡Deja de ser un cobarde Cassiel! ¡Lucifer es solo un niño arrogante y orgulloso! ¿¡Cómo puedes temerle a alguien así!? ¡Idiota!— Cassiel mira detrás de él.

—M-miguel— un ángel vengador aparece detrás de Cassiel, estaba ahí por algo preciado para Cassiel.

—¡Detente!— intento detener al ángel vengador, pero toma las alas de Cassiel en sus manos.

—Pecado principal: cobardía, Pecados secundarios: traición y envidia, al tener uno que es el más castigado siendo la traición, tu condena no solo será el no tener tus alas, sino que las puertas del cielo se cerrarán ante tí y mostrarás el pecado de la cobardía en tí ante los otros ángeles caídos, ángeles, conocidos y los que han pasado en el infierno— las alas de Cassiel son arrancadas dejando caer algunas plumas al suelo, miro a mi hermano que ahora era un ángel caído— eres una decepción para el cielo Cassiel e hijo menor de la primera generación— entonces el ángel vengador desaparece, ya que nunca entró a la fosa, las alas están en un plano diferente de la realidad donde los ángeles vengadores tienen acceso para poder arrancar las alas de los caídos.

—Cassiel...— digo, Batraal se queda a media tortura.

—Es mi culpa— dice entre sollozos y lágrimas— Gabriel vino al infierno porque le pedí que castigara a Lucifer por acostarse con una humana que estaba proclamando como mía, ese día fue el día que Gabriel desapareció— es interrumpido por más sollozos y no para de llorar— yo...yo...— aprieta los párpados al sentirse peor— ¡yo maté a Gabriel!— Batraal mira la escena divertido, por lo que empieza a reír.

—Tú no eres lo suficientemente fuerte como para matar a Gabriel, además no está muerto, si así fuera el cielo estaría muerto.

—¿Te refieres a la leyenda de la puerta de atrás?.

—Así es y no es una leyenda, se necesita la sangre de uno de la primera generación para poder abrirla sin que los vengadores te vean, la creó Lucifer, por lo que no puede usar su sangre, así que si no ha entrado al cielo por la puerta de atrás y no ha matado a Gabriel...

—Tiene un plan diferente, no va tras el trono, ni tras los ángeles en busca de venganza, entonces tras ¿que?— unas palabras de Silica retumban en mis oídos.

“A él no le importan los anticristos, si así fuera Abdiel no estaría en el bando contrario, lo que él quiere es mucho más que gobernar el mundo él quiere que...”

—Lo alaben— se me escapan esas palabras.

La chica aladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora