Capítulo 9

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Narrador

El lugar abandonado. No tan abandonado. Navidad acababa y las dos personas restantes que estaban en ese edificio estaban por tener de las peores de las navidades.

Una ya perdió su honor, las otras dos tendrían un encuentro bastante doloroso para ambas partes.

Pau

Adam se había ido, yo estaba llorando en el suelo afuera de la cafetería destrozada. Acabábamos de encontrar la varita de roble blanco y él se había ido.

——Te lo dije— una voz detrás de mí me hace voltearme—— a él no le importas—— se arrodilla la chica que era igual que yo y que me perseguía en sueños.

——Yo...yo—— intento hablar, pero ella toma mi mentón y lo alza.

——Tranquila, todo está bien—— más lágrimas en mis ojos vienen y ella sonríe.

Un inmenso dolor en mi cabeza viene haciéndome temblar un poco.

——Todo está bien—— no deja de repetirme.

Luego hubo un silencio y no veía nada. Pero fue por unos momentos. Pude escuchar una voz a la lejanía, era mía.

——Si ella es a la que amas, entonces tendré que asesinarla—— ¿asesinarme? no entiendo nada.

——No te dejaré, lo siento Davina—— luego ese negro que me impedía ver se fue aclarando hasta que pude ver un bosque frente a mí. El viento hacia que me diera frío en mis piernas y brazos. Al darme cuenta lo que llevaba solo pude bajar el pequeño vestido blanco que volaba por el viento.

Era un vestido con tirantes y parecía muy limpio. Mi cabello estaba suelto y no esponjado. De hecho estaba como cuando era pequeña. Liso.

Lo traía largo, no entendía que sucedía.

Esa segunda voz que había escuchado era la de Adam. Mi rostro seguía húmedo y me limpio las lágrimas rápidamente.

No sé dónde estoy ni que hago frente a un bosque.

——¡Adam!—— era la voz de un hombre mayor. Al darme la vuelta había un hombre con una ropa algo vieja. Estaba frente a una pequeña casa de madera. Al lado de esta habían otras, parecía un pequeño pueblo. El hombre tenía los mismos ojos de Adam, tenía el cabello negro y estaba muy largo le llegaba a los hombros. Tenía un cuerpo muy grande y musculoso.

Un niño pequeño pasa corriendo junto a mí. El pequeño niño tenía la ropa llena de tierra y su cabello corto. Sus ojos son iguales a los del hombre, al igual que su cabello. Era como un negro que parecía azul marino.

——¿Si padre?—— el miedo se nota en el pequeño niño al ver a ese hombre.

——Entra en este momento, te dije que no puedes salir—— el niño asiente y entra rápidamente a la casa. Habían otros niños mirando, pero la escena cambió y estaba en la pequeña casa. El pequeño niño limpiaba los zapatos del hombre. Tenía la cabeza baja y una mujer con el cabello dorado limpiaba unos platos. Tenía un enorme bulto que estaba en su estómago. Estaba embarazada.

La mujer se retuerce y se toma el bulto enorme que traía. El niño deja de limpiar los zapatos del hombre y va a ayudar a la mujer.

——¡Mamá!—— llega con ella, pero ella se vuelve a erguir y le da una sonrisa al niño.

——No pasa nada Adam—— acaricia el cabello del niño.

——¿A-Adam?—— ¿estos son los recuerdos de Adam?.

Se escucha un estruendo, era el hombre que se levantaba. Ambos lo miran asustados.

——Iré al bosque, no me esperen despiertos—— sale de la casa con un portazo y por alguna razón sudaba frío y mi corazón latía muy rápido. Le tenía miedo a ese hombre.

Estaba todavía en la cocina, pero Adam ni la mujer estaban ahí, además de que era de noche.

——¡No!—— un grito desgarrador hace que me voltee, pero ahora estaba afuera. En el patio.

La noche era demasiado oscura y solo podía ver algo por un brillo en el suelo. Parecía un pentagrama, pero era extraño. No era como en las películas, era muy diferente.

Los gritos venían de la mujer que era la madre de Adam que gritaba. Su enorme estómago estaba brillando, como si le quemara lo que tuviera dentro.

Parecía que algo se desprendía de Adam, sus ojos eran dorados y sus extremidades estaban en ángulos muy dolorosos.

——Por favor Lucifer, toma estas almas. ¡Dame poder!—— el hombre de antes estaba frente a ese pentagrama extraño. La mujer estaba en uno de los extremos del pentagrama y Adam en el otro.

——¡¡Detente!!—— gritaba Adam a su padre que estaba sonriendo al ver como Adam se desprendía cada vez de su alma. Se veía otro Adam sufriendo.

Su madre gritaba y yo solo lloraba por la horrible escena. Era horrible.

Del centro del pentagrama aparece un hombre alto. Su cabello era rubio y lo traía tan largo que le llegaba a la cintura. Tenía unos ojos verdes que reconocí por Miguel, era casi igual a él.

El padre de Adam se tira al suelo ante esa figura.

——Muy bien, te daré lo quieres—— la voz del hombre rubio era muy escalofriante, a pesar de que yo estaba en un recuerdo de Adam podía sentir mi sangre helarse.

El alma de Adam se vuelve una bola de luz y algo que sale del estómago de la mujer también. Estas bolas de luz se dirigen al hombre rubio.

——Pero no tendrás mi protección cuando los dioses de la otra religión tengan su venganza—— el recuerdo se desvanece. Vuelve ese silencio hasta que veo imágenes de otro hombre siendo amable con Adam, la mujer y una nueva niña que tenía el cabello igual de negro que Adam y sus ojos eran distintos. No eran tan azules como los de Adam, tenían un tono algo blanco, tenía un mechón blanco que lo tapaba para que nadie lo viera.

Pude sentir felicidad con ver esas imágenes, eso quería decir que Adam era feliz.

Vuelvo de nuevo frente al bosque, veía las grandes copas de los árboles y la brisa había vuelto. Al ver un poco hacia abajo veo a la niña y a Adam que tenían una mirada de tristeza en su rostro. Me veían.

——¿Pueden verme?—— les pregunto, ellos empiezan a caminar atravesandome, entonces al ver la casa detrás solo pude ver desastre y mi corazón se encogió.

——No...

La chica aladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora