LA GATA BAJO LA LLUVIA

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M: Merino, ¿qué haces aquí acodado en la barra un martes por la noche?

R: Rubia – se dieron dos besos – bebiendo un whisky a palo seco... ¿qué te parece?

M: Extraño... ¿qué te pasa?

R: ¿Sabes que Kibo está confraternizando con el enemigo? – Mimi le miró extrañada – hasta hace unos 5 minutos estaba aquí... tomando una copita con Raoul... el abogado de tu ex.

M : Entrecerró los ojos – Bueno, Ricky, eso no quiere decir nada, puede que están hablando de algo del divorcio o...

R: O nada, me dijeron que si quería ir con ellos a no sé dónde... pero paso, no quiero ir de sujetavelas... se les veía muy divertidos.

M: Le pidió al camarero lo mismo que su amigo – Ricky... acaba con esto ya de una puta vez... no te reconozco, tío... cuando te conocí no se te ponía nada por delante...

R: Sabes de más que ya no soy el que conociste, en nada.

M: Te equivocas, ¿no ves todo lo que has conseguido? No creo que seas tan distinto, siempre has luchado por tus sueños, por lo que de verdad has querido.

R: Y mi mayor sueño se escapó entre mis manos sin poder hacer nada.

M: Pero ya no debes pensar en eso, después has conseguido tener la academia, que funcione... adoptaste a Adrián hace ya 7 años... recuerda lo cagado que estabas y aún así fuiste a por ello. Y yo diría que no te ha salido nada mal... es un chico fantástico.

R: Que se pone nerviosito cada vez que te ve – sonrió – procura no darle muchos besos, que me lo pones tonto..,

M: ¡Ricky! – sonrió – mira, prométeme que, al menos, lo intentarás con Kibo.

R: Asintió con la cabeza – Te lo prometo... ¿chin chin?

M: Chin chin – brindaron.

Salía de una reunión en la oficina de la productora de su último videoclip acompañada de Sandra, su asistenta personal. Al entrar en el ascensor, vio a alguien conocido.

A: ¿Ricky?

R: Levantó la mirada del móvil - ¡Coño, Ana! – se dieron dos besos.

A: ¿Cómo tú por aquí?

R: Verás, tengo una academia de baile y quieren contar con tres de mis alumnos para un video, he venido a cerrar los contratos...

A: ¿Ya terminaste? Nos podemos tomar algo.

R: ¿No te sorprende que tenga una academia de baile? Todo el mundo cuando me conoce piensa que soy dueño de un bar... no tengo idea de porqué.

Ana presentó a Ricky y Sandra y, cuando salieron del ascensor, fueron a la cafetería de la productora.

R: Ya es casualidad, encontrarnos hoy y que no lo hayamos hecho antes, he venido muchas veces.

A: Yo he empezado a trabajar con ellos hace relativamente poco.

R: Sonrió y miró a Ana – Ahora qué...¿hablamos del tiempo o de mi amiga la rubia?

A: Del tiempo mejor, lo de la rubia está ya muy trillado – le dio un pequeño golpe en el brazo a Ricky - ¿cómo está?

R: Insoportable.

A: Estupendo – levantó las manos y se empezó a reír.

R: No, de verdad, no la recordaba tan así... no deja de mirar tu última foto de Instagram con la orquídea y no deja de repetir lo adorable que eres, que la llamaste para darle las gracias y no deja de mirar tus vídeos... ¡un coñazo!

A: Ricky – reía – cualquiera diría que es tu amiga.

R: Lo es y la mejor... la conocí cuando ella tenía 15 años y yo 21, imagínate... han pasado muchas cosas y mucho tiempo y hacía bastante que no me tenía así de harto.

A: Pobrecita mi rubia...

R: Y digo yo, ¿por qué no dejáis de hablar por teléfono y mandaros mensajitos como dos adolescentes y quedáis o algo? que estáis las dos en Madrid.

A: Hay cosas que me frenan.... Ya he visto dos veces una foto de ella con una chica rubia.

R: Se tensó – Eso se lo tienes que comentar a ella... pero creo que tú también tienes algo por lo que callar, ¿no crees?

A: Bajó la mirada – Es posible.

R: Pues eso, ve y habla con ella, si quieres te digo... hoy es miércoles – pensó – sí, te puedo decir dónde estará hoy.

El "Más que suerte" estaba aquella noche de miércoles con una clientela escasa pero fiel. Para ser noche de diario, a las 9 de noche, con jornada de liga de por medio y con las fechas de los exámenes de los estudiantes bastante cercanas, no se podían quejar. Un cartel a la entrada anunciaba la actuación del grupo "Hanson" para el sábado noche.

Mimi estaba en la oficina situada en un alto del local ordenando facturas y repasando los asuntos pendientes de los que se encargaba ella. Cuando escuchó a alguien cantar le resultó curioso. El micro siempre estaba abierto a quien quisiera pero no pensaba que aquella noche sería propicia para ningún espontáneo.

T: Dio a la puerta y entró rápido - ¡Mimi... baja, corre!

M: ¿Pasa algo? – dijo asustada, levantándose de su silla.

T: Fue hacia ella y tiró de su mano – No lo creo...¡ven!

Bajaron las escaleras a todo correr y, cuando llegaron a la barra y Mimi miró hacia el escenario, no podía creer lo que estaba viendo. Ana estaba allí plantada, cantando.

Amor, lo nuestro sólo fue casualidad,
la misma hora el mismo boulevard,
no temas no hay cuidado
no te culpo del pasado.

Ya lo ves, la vida es así,
tú te vas y yo me quedo aquí,
lloverá y ya no seré tuya,
seré la gata bajo la lluvia,
y maullaré por ti.

Amor, lo sé, no digas nada de verdad,
si ves alguna lágrima, perdón,
ya sé que no has querido
hacer llorar a un gato herido.

Amor, si alguna vez nos vemos por ahí,
invítame un café y hazme el amor,
y si ya no vuelvo a verte
ojalá que tengas suerte.

Ya lo ves, la vida es así,
tú te vas y yo me quedo aquí,
lloverá y ya no seré tuya,
seré la gata bajo la lluvia...

Ya lo ves, la vida es así,
tú te vas y yo me quedo aquí,
lloverá y ya no seré tuya,
seré la gata bajo la lluvia
y maullaré, por ti...

Cuando terminó de cantar, los clientes rompieron a aplaudir, levantados de sus asientos y haciendo fotos y vídeos sin creer que fuera la misma Ana Guerra/War la que había cantado para ellos. Ana se bajó del escenario, se hizo fotos y saludó a los clientes hasta que Mimi decidió actuar.

M: Venga ya, pesados, que va a pensar que os gustan los boleros y todo – cogió la mano de Ana y tiró de ella hacia la barra – perdónalos, no están acostumbrados a gente famosa.

A; No pasa nada – se sonrieron y Ana acortó las distancias para darle un abrazo y dos besos - ¿cómo estás?

M: Ahora mismo, mucho más feliz que hace cinco minutos.

A: Me alegro – se miraban fijamente – bueno y... ¿ahora qué?

M: Pues... escuchando tu canción he pensado... ¿cómo te gusta el café... sólo, con leche, cortado, largo? - le dijo susurrándole al oído.
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Estoy en bucle con esta canción, de hecho el fic lo ahí porque quería ponerla 😂😂 es broma

Más que suerte  [WARMI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora