Nostalgia

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¡Lo bese! En serio lo hice.

No puedo estar mas loca. Me encanto.

Ese beso despertó cosas en mi que no sentí por nadie, ni siquiera por Lucas.

Aun así sigo aterrada. Bien, lo bese ¿y?

¿Que se supone que haríamos después?
¿Seriamos felices para siempre?

No, por si algo e aprendido este año es que nada es para siempre y que nadie es quien en realidad crees que es. Tengo tanto miedo a equivocarme, tengo miedo a solo empeorar las cosas.

¿Debería arriesgarlo todo por él?

Mark, Sara, Emma, Lorenzo, Lucas...

Si las cosas con Leon no resultan podría perderlo todo.

—Karim— llaman tras la puerta de mi habitación.

—Entra.

Mama habré la puerta trayendo con sigo una bolsa de chocolates.

—Mira lo que trajo mami.

Una triste sonrisa se dibujo en mis labios —Gracias.

—Veremos películas dramáticas y engordaremos. El mejor plan para un domingo.

Nos echamos juntas en mi cama y pusimos una película en mi celular, por un momento sentí melancolía.

Sara y yo solíamos hacerlo.

Menee la cabeza alejando esos recuerdos de mi. No puedo recordar algo que ya estaba olvidado.

—Mama— apreté los labios —Necesito hablar.

Ella volteo a verme, por la manera en como me miraba supe que estaba esperando a que dijera eso.

—¿Sucedió algo?

Suspire. Me senté cruzando las piernas y ella imito mi acción.

—Tengo problemas— dije después de quedarme callada largos minutos.

—¿Que problemas?— inquirió con un tono suave.

—Ah— paré —Lo siento. No puedo decirte.

—Esta bien, pero quisiera ayudarte. Puedes decirme lo que sea Karim, te prometo que escuchare.

—Yo no—

Mis palabras quedaron en el aire al ver la tristeza en sus ojos.

—Necesitas a alguien Karim, no puedes seguir llorando en silencio abrazando a tu almohada. Quiero ser esa persona.

Y esa fue la gota que derramo el vaso. Mis ojos comenzaron a arder y el labio inferior me temblaba.

Abrace a mamá y ella a mi.

—Los extraño a todos mamá. Extraño a mis amigos— comencé —extraño el buen humor de Lorenzo, siempre me paraba fastidiando pero no me importaba por que era mi mejor amigo; extraño al antiguo Lucas, ese que era tierno y se preocupaba por los demás; extraño a mi mejor amiga—hago una pausa —La necesito conmigo.

—¿Por que no se lo dices? Di como te sientes, seguro que te escucharán.

¿Decírselos?

Un silencio lleno el cuarto, uno en el que ni mis sollozos se escuchaban, uno tan deprimente en el que solo escuchaba las risas de tres mejores amigos andando en bicicletas recorriendo todo el parque. Nunca se cansaban, porque lo único que querían era pasar tiempo juntos.

El anaranjado en el cielo era la señal para que volvamos a casa, nos la habíamos pasado jugando con nuestras bicicletas y trepando los arboles.

La pequeña castaña se subió a la espalda del muchacho que caminaba tranquilamente.

Bájate, Sara— gritaba Lorenzo.

No quiero— dijo entre risas.

Esos dos siempre paraban peleando, era todo un espectáculo.

—Si no lo haces le diré a todos que aun usas pañales.

—¡Eso es mentira!— grito la pequeña enfadada.

Dio un salto y se bajo de su espalda par abalanzarse contra el y darle pequeños golpes en el pecho.

Un sentimiento extraño apareció en mi.

Vi la rabia en los ojos de Sara y a Lorenzo tratando de detenerla. No pude evitarlo, las lagrimas salieron de mis ojos y comencé a llorar fuerte.

Cubrí mi rostro con ambas manos, después de unos minutos deje de escuchar los gritos de Sara y Lorenzo, luego sentí unos brazos rodearme.

Tranquila— dijo ella — sabes que solo estamos jugando. Nunca nos lastimaríamos.

Tiene razón Karim— Lorenzo se levanto para mirarme —Los mejores amigos no se hacen daño.

Al verme no tan convencida se arrodillo enfrente de las dos y extendió su meñique —Prometámoslo.

Sonreí. Todos lo hicimos mientras nos abrazábamos.

—¿Karim?— la voz de mi madre me trae de vuelta a la realidad.

— No puedo decírselo a nadie, de esas personas ya no queda nada. Ya no son los mismos. Ni siquiera yo.

Eres Mi Mejor PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora