🌿Cuarenta Y Uno

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Alice y Martín apresuraron el paso hasta llegar a su apartamento,  invitó a Alice a pasar a su apartamento y cerró velozmente la puerta,  cerró cortinas y desde el sofa intentaba ver a través del claro color de las cortinas a aquel auto.

-Alice,  creo ya se han ido. -Dijo Martín rompiendo el silencio.

-Martín,  necesito saber si encontraste la hoja de la evidencia,  porque si no la has encontrado,  podría ser que el director la encontró y mandaron a la policía a investigar todo y...

-Martín se levantó del sofa y se incó frente a Alice,  la tomó de los brazos e intentó tranquilizarla. -No te preocupes,  ya la encontré.  Pero tranquilizate.

-Ay Martín es que... Me preocupa todo esto y...

-Shhh,  guarda silencio. -Respondió Martín poniendo un dedo sobre sus labios.

Alice tragó saliva,  sabía muy bien que Martín la estaba haciendo sentir por primera vez una persona importante. Y eso era algo para preocuparse,  porque Alice no quería llegar a sentir algo por un criminal o seguramente estaría en graves problemas.

-Martín, dime como es que encontraste la hoja?. -Intentó romper el silencio y esa penetrante mirada.

-Pues... -Se acercó a Alice y le susurró al oído. -Ya encontré al segundo criminal.

-Ahora comprendo tu nuevo plan de crimen. -Respondió Alice.-Pero dime,  ¿cómo se llama?

-Oh Alice,  me temo que eso no puedo decírtelo tan fácil,  mejor primero te lo presento.

-Me parece buena idea,  mañana a primera hora en la entrada de la institución,  ¿te parece?. -Dijo levantándose del sofa y a punto de marcharse.

-Esta bien... Pero Alice!. -La jaló del brazo antes de que se marchará,  la miró directo a los ojos y se acercó demasiado a ella para finalmente robar un beso de sus labios.
Al separarse,  ella nerviosa acomodó su cabello y se despidió.

La Evidencia En El Libro © [Wattys2018 Y PremiosWattolimpicos2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora