🌿Noventa Y Cuatro

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Ernesto Saldívar logró entrar al cuarto en donde se encontraba Martín.

-Tu debes ser Martín Montt cierto?. -Preguntó,  pero Martín ni se tomó el tiempo de mirarle,  tenía los ojos rojos y unas ojeras muy notables. Permanecía con la mirada sobre el suelo. -Sabes quien soy y a que he venido?

-Martín negó pero con la vista aún sobre el suelo.

-Soy colega de Javier,  entonces ahora sabrás a que he venido ¿verdad?

-Martín sintió como el cuerpo se le helaba por entero,  entonces lo miró nervioso.
Mientras que Ernesto sacó un cuchillo de su bolsillo y se abalanzó sobre él.
Martín intentó detenerlo,  no quería que le enterrara el cuchillo,  tomó su mano con fuerza y trataba de alejarla de su abdomen,  pues el cuchillo estaba muy cerca.

-Déjeme!. -Dijo Martín y siguió tratando de quitarle el cuchillo,  entonces cuando logró quitárselo no dudó ni un segundo y se lo enterró a Ernesto.

-Alto Martín!. -Gritó su padre detrás de él,  pero ya era demasiado tarde,  entró la psicóloga y los guardias de seguridad agarraron de los brazos a Martín y lo trasladaron nuevamente al cuartel extremadamente protegido,  lo acostaron sobre la camilla y le pusieron todos los cinturones.

-Lo siento señor,  pero creo que Martín cada vez esta enloqueciendo más,  no veo avances en él y... Creo que será mejor que llamemos a la policía y lo condenen a muerte. -Dijo la psicóloga.

-No,  por favor solo lleva unos días aquí,  deje que su mente se despeje de todo trauma... Dele al menos un mes más.-Suplicó y la psicóloga asintió con gesto de preocupación.

Entonces se decidió y llamó a la policía para que se llevaran el cuerpo de Ernesto Saldívar...

La Evidencia En El Libro © [Wattys2018 Y PremiosWattolimpicos2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora