🌿Ciento Ocho

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A la mañana siguiente,  Martín al despertarse lo primero que hizo fue mirar el reloj,  el cuál marcaba cerca de las ocho de la mañana,  se levantó dejando las sabanas tiradas sobre el suelo y tapó a Alice con una cobija más cálida y suave,  lentró un beso en la frente,  para posteriormente salir de la cabaña y dirigirse a casa de su padre.

Mientras que Martín no sabía que su padre estaba tan depresivo por el hecho de que su hija y su esposa estaban muertas,  y ahora el único que le quedaba era Martín un loco asesino que aún estaba suelto,  no lo soportaría por más tiempo,  porque a parte de todo ya se había quedado sin trabajo,  tomó una pistola y se apuntó a la cabeza,  pero justo en ese momento entró Martín por la ventana que estaba abierta.

-No! ¿ Qué haces?  Te haz vuelto loco padre.-Gritó Martín algo asustado.

-Mirate Martín,  porque me preguntas eso!?  Tu deberías de preguntarte porque de la nada enloqueciste y te volviste un asesino?

-Créeme,  yo también me he hecho esa pregunta toda la vida.  Pero como no volverme loco con tales traumas... Porque me preguntas eso?  Si después de haber visto como mi tío hacia de las suyas y violaba a mi hermana para posteriormente querer matarla... Escucha yo solo la defendí,  fue lo único que hice,  ese trauma a quedado grabado sobre mi mente una eternidad y no puedo sacarlo.

-Hijo... Yo no puedo ayudarte ahora,  no puedo ayudarte sabiendo que eres un asesino y que por culpa tuya mi esposa ha muerto y me he quedado sin trabajo.-Respondió apuntándose de nuevo con el arma.-Vete Martín!  vete y no vuelvas.-Terminó de decir y se mató frente a él.

Lágrimas salieron de sus ojos y de inmediato tuvo que salir de la vivienda, y se dirigió nuevamente a la cabaña....

La Evidencia En El Libro © [Wattys2018 Y PremiosWattolimpicos2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora