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🌿Setenta

Capítulo dedicado a:
                                     lady_A_J

A eso de las seis de la madrugada,  poco a poco se iba reflejando una ligera luz sobre el cielo,  al grado en que Martín despertó.

Era muy extraño,  ya no le dolía tanto la pierna y al mirarse,  la herida había sicatrisado levemente,  aunque un ligero ardor aún hacia su presencia y la sangre aún estaba un poco fresca,  más sin embargo,  ya podía caminar y hacer movimientos mucho mejor.

-Yo fui quien curó tu herida.-Dijo una abuela haciendo su presencia y causando que Alice sobresaltara,  ambos estaban sorprendidos por la situación.

-¿Y usted es...?

-Soy Adelina,  soy campesina.  Iba a cultivar unas fresas en esta poca tierra fértil que queda. -Dijo señalando el sitio en el que Alice estaba sentada a un lado de Martín. -Pero los encontré a ustedes,  por un momento creí que estabas muerto. -Señaló a Martín y rió nerviosa. -Pero después me di cuenta de que aún respirabas y simplemente curé tu herida. -Terminó de hablar y Martín agradeció.

Después de un rato,  al percatarse de que no tenían un lugar en donde quedarse,  decidió darles hospedaje pero con la condición de que no permanecieran más de tres días en su casa.
Caminaron alrededor de cinco metros hacia la derecha y se perdieron entre los árboles,  hasta llegar a un lugar escondido entre un lago y una gran y hermosa cabaña.
Las tejas estaban pintadas de un color ligeramente café y el resto de blanco,  la puerta de negro y grandes ventanales que seguramente hacían reflejar toda la luz por dentro.

Pasaron por el marco de la puerta y un ligero sonido de campanillas relució,  la sala que se encontraba al principio,  estaba muy ordenada y parecía lujosa,  mientras que el pasillo que conducía directo a la cocina y el cuarto de lavado,  era realmente espaciosa,  sin mencionar que las escaleras que cruzaban por la sala y conducían directo a los dormitorios,  y el baño,  eran igual o una cuarta parte más grande que lo anterior mencionado. La gran vista que podías observar sobre los ventanales era tan magnífica que podrías enamorarte del sitio en una hora.