🌿Cuarenta Y Tres

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Martín entró a su aula en silencio,  no tenía nada que hacer,  y mucho menos si no tenía compañia alguna.

Se sentó sobre el suelo a un costado de la puerta y las ventanas.
Respiró profundamente,  sacó su celular del bolsillo de su pantalón,  conectó los audífonos y reprodujo una de sus canciones favoritas y relajantes.

Cerró los ojos por unos minutos y se dejó llevar por la relajante sinfonía.

Una bella joven con el cabello suelto,  labios pintados de un color rojo intenso y rubor ligero,  vestía de un lindo vestido cóctel color vino.
Dejando al descubierto una cuarta parte de su espalda.
Se acercaba a Martín y robaba de sus labios un dulce beso.
Encantado por el sabor delicado y delicioso de sus labios, no la miraba al rostro,  simplemente disfrutaba de la impureza perfecta de sus labios.

Y cuándo ella se separaba,  la miraba directo al rostro,  pero que mujer tan bella estaba parada frente a él.
Cuando de pronto su rostro le recordaba a Madeleine.

Se alejaba un poco de ella,  causando que chocará contra un estante lleno de copas y vasos de vidrio,  todos se caían y se rompían en mil pedazos.

-Ma... Madeleine?. -Decía nervioso.

-Tú. -Lo señalaba. -Policía!  El fue quien me violó antes de apuñalarme. -Decía entre lágrimas y los policías tomaban a Martín de las manos,  ponían sobre ellas las esposas.

-No!  Esperen,  no se lleven a Martín,  el no fue el culpable!,  yo fuí quien la apuñaló. -Gritaba Alice en su salvación,  llorando de igual forma.

-No Alice!,  tú... No,  no haz hecho nada. -Alejaba a Alice de él para que no la culparan.

Y justo en ese momento un gran y escandaloso sonido hacía despertar a Martín de tan horrorosos pensamientos.

-Martín?, qué haces aquí solo?. -Preguntaba Javier frente a el riendo.

La Evidencia En El Libro © [Wattys2018 Y PremiosWattolimpicos2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora