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🌿Noventa Y Tres

Golpeó la mesa de fierro con ambas manos. -Porque han matado a la señorita Kendall Dourette?. -Reprochó enfadado.

-Nosotros matar a... Kendall?  Nisiquiera le conocemos. -Se miraron los tres narcotraficantes.

-Oh vaya,  si no piensan decirnos quienes de sus cómplices fueron... Con más razón estarán en cadena perpetua.-Dijo.

-Bien... Seguramente fue Martín... Martín Montt quien lo hizo. -Mintieron.

-Pero porque creen que fue él?.-Cuestionó con el ceño fruncido.

-El es un asesino. -Contestó uno de ellos.

-Basta!!  Sabemos muy bien que alguno de ustedes mandó a matarla. -Habló.

-Porque habría de matarla?

-Estaban persiguiendo a la señorita Alice no es así?  Ella está muerta. -Mintió. -Y ahora fueron detrás de su madre cierto o no?

-Uno de los narcotraficantes bajó la vista. -Fue...  Ernesto. -Habló y sus cómplices le miraron.

-Ernesto y sus apellidos?

-Ernesto Saldívar. -Respondió y finalmente los volvieron a meter en las celdas.

-Busquen a Ernesto Saldívar!. -Dijo el oficial llevándose las manos a la nuca y todos le hicieron caso.

Subió a su auto y se dirigió al hospital en donde dejó a Martín.

Mientras que en él tiempo en el que se aproximaba,  Ernesto Saldívar llegó antes que él y entró al hospital como una persona cualquiera.

-Disculpe aquí se encuentra Martín Montt.? -Preguntó y la enfermera le miró de pies a cabeza.

-Si,  se encuentra en el tercer piso pero tenga cuidado,  esta loco realmente. -Respondió y el asintió,  aunque con una enorme sonrisa en su interior.
"Mataré a Martín antes que nadie. ".-Pensó.
Subió en el elevador  al tercer piso y caminó hasta el fondo,  había un gran consultorio con mucha protección a su al rededor y dentro del cuarto había cámaras.
Martín estaba muy bien vigilado,  se encontraba sentado sobre el suelo, y no paraba de observar el cuarto sobre el que se encontraba.