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Isabella Romanov

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Isabella Romanov.

Solté un muy fuerte suspiro y me obligué a mi misma a sonreírle a todos los que estaban allí. Ignoré la fría mirada de mi padre y me concentré en la señora que se encontraba hablando sin parar. Por lo que le había escuchado a mamá, su nombre era Pattie y por conclusión, supe que el caballero que estaba a su lado, acariciándole el brazo, era el famoso Jeremy Bieber.

—Realmente me alegra que finalmente todos se conozcan. Fue nuestro sueño desde pequeñas —mi mamá miró a Pattie con una sonrisa.

Miré a los tres bombones que tenía por hijos y un fuerte suspiro se escapó de los labios. Los tres eran jodidamente guapos, de modo que me podría encerrar gustosa en una habitación con los tres.

—¿Verdad, Isabella? —la voz de mi madre me sacó de mis pensamientos.

Todos se encontraban mirando en mi dirección, en espera de mi respuesta.

—¿Qué?

—¡Will tiene tu misma edad! —Pattie exclamó emocionada.

Mi mirada se dirigió hasta el menor de sus hijos, el cual me miraba con una sonrisa amigable.
Sonreí hacia él y asentí lentamente hacia mi madre.
Will se notaba tranquilo y sereno, se veía un chico agradable y era el único chico en la habitación que no había pasado sus ojos por mi cuerpo, y eso se había sentido genialmente agradable.

—¿Estas disfrutando la atención?

Giré mi cabeza hasta Candace. Tenía una ceja alzada y una sonrisa en la cara, mientras peinaba su rubio cabello descuidadamente.

¡Que ganas de arrancarle todos los mechones!

—Ya ves, hoy en día se valora más a la belleza que a la mierda andante —sonreí hacia ella.

Su sonrisa se esfumó, sus ojos verdes, gracias a los lentes de contacto, repasaron mi cuerpo con desprecio y luego pasó por mi lado golpeando con fuerza mi hombro.

Solté una gran carcajada por lo patética que me parecía y me giré, caminando hasta el mini cocktail que había en aquella habitación.

Tomé un pedazo de panecillo con una especia de pasta y lo llevé hasta mi boca, soltando un ligero gemido por lo bueno que estaba. Pude sentir dos miradas fijas en mi cuerpo, por lo que lentamente giré mi cabeza, encontrándome con dos pares de ojos mieles mirando en mi dirección.

¡Santo Dios!

Justin Bieber. ¿Ese era su nombre? En la barra ni siquiera había tenido tiempo para analizar todas sus facciones. Claramente noté que era un dios griego, pero estuve tan desconcentrado porque me llamó mocosa, que ni siquiera me detuve a analizar lo muy frío que parecía.

Fairytale ➳ J.BDonde viven las historias. Descúbrelo ahora