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Isabella elevó una cejas cuando Candace entró a su habitación

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Isabella elevó una cejas cuando Candace entró a su habitación. Eso nunca solía suceder, y cuando sucedía terminaba en una tragedia.

—¿Qué haces aquí, Candace? —suspiró, bloqueando su teléfono y mirándola con cansancio.

Ese día estaba bastante cansada como para ser una malcriada con su hermana mayor.

—Vengo a pedirte algo —Candace tampoco estaba de ánimos para pelear al parecer.

Isabella elevó ambas cejas, indicándole que estaba dispuesta a escucharla.

Candace acomodó su cabello rubio hacia un lado y miró a su hermana menor detenidamente, pensando en lo distintas que ambas eran.

—Está noche iré a un club. No me dejarán ir sola y...

—Ni lo pienses. No tengo ánimos de salir —Isabella se apresuró en responder.

—Isabella, jamás te he pedido un favor. Por algo te lo pido ahora, estoy dispuesta a devolvértelo —Candace insistió.

Isabella la miró con duda, la última vez que Candace le había pedido un favor fue hace muchos años, cuando aún se tenían algo de cariño familiar.

Ambas se quedaron en silencio, mirándose. Candace con súplica e Isabella con duda; luego de varios minutos en donde miró fijamente los ojos de Candace, pareció convencerse, por lo que asintió lentamente.

—Me quedas debiendo una.

Una sonrisa maliciosa apareció en el rostro de Candace, al mismo tiempo que abrazaba a Isabella.

—Espera. ¿Alguien te ha invitado a este club? Llevamos recién tres días en la ciudad y...

—No —Candace mintió. Sabía que Isabella se negaría si sabía que Jordan la había invitado a aquel club—. Averigüe por internet y mi padre jamás me dejará ir sola.

Isabella le creyó, sabía que era cierto.

—Te espero abajo en veinte minutos —Candace avisó antes de salir.

Isabella asintió. Creía que algo estaba tramando Candace, por algo se había atrevido a pedirle un favor.

Tardó exactamente aquellos veinte minutos en arreglarse.
Se colocó un vestido de fiesta bastante corto, pero con un escote para nada revelador. Y en vez de colocarse tacones, se colocó unas converse brillantes del mismo color del vestido. Maquilló sus pestañas y salió de su habitación con su bolso en la mano.

Candace soltó un gran suspiro. Sentía algo de envidia hacia Isabella, exactamente porque se veía bien con cada cosa que usara y porque no podía negar que era preciosa. Y no solo la envidiaba por eso, si no por varias cosas del pasado que Candace no podía dejar ir.

—¿Hacia donde van? —Irina salió de su habitación usando una bata de seda.

—A un club, mamá —Candace sonrió levemente.

Fairytale ➳ J.BDonde viven las historias. Descúbrelo ahora