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Mira por la ventana. Melancólicas imágenes sobre su madre resuenan en su mente. La extrañaba tanto.Recordaba la frágil figura femenina que tanto amor le había dado, aquellos desayunos con risas alegres y comentarios impropios de madre e hija sobre chicos.
Nunca fue demasiado sociable, ni mucho menos popular entre los chicos de su edad en aquel entonces, a su parecer todos eran de carácter inmaduro. Su madre solía decir que tenía una mentalidad de una mujer de 25 así que, necesitaba un hombre de 30 para que su madures intelectual pudiera compaginar con la suya, claro está que eran comentarios fuera de proporción para una Babel de apenas 15 años.
La sonrisa aparecía en sus labios con la memoria de su aroma lavanda que caracterizaba su esencia. Recordaba fervientemente como a sus amigos les encantaba pasar los días en su casa, amaban a su madre y la calidez con la que los recibía, era una mujer tan dulce, acogía a cada uno de sus problemáticos amigos tanto que llegaban a su casa sin avisar haciéndolo costumbre cada fin de semana.
Ella era muy intuitiva, sabía de antemano la inmensidad de situaciones y problemas que olvidaban al estar en casa de Babel.
Le era realmente doloroso respirar y sentir que todo se había ido.
El recuerdo más persistente era aquel en que la veía recostada en la cama con una sonrisa débil, le sostenía la mano con ligera fuerza intentando aguantar sus lágrimas para no abrumar más a su madre mientras la escuchaba pronunciar un "Te amo" como un suspiro que se escapa y termina fugazmente. Recordó como el brillo de sus ojos se desvanecía con su vida.
Unas lágrimas se escapan de sus ojos, pero las detiene casi de inmediato.
—Te extraño mucho madre — Susurró casi sin voz. Suspira alejándose de la ventana.
Hacia un día nublado que amenazaba con lluvia. El olor de humedad la ponía melancólica. En aquella casa tan fría de Inglaterra recentia mucho la ausencia de su madre en esos días grises.
Salió de la habitación en busca de su hermana. Estaba lista para hablar con ella, explicarle que se sentía frustrada y que se mudaría con Mary la amiga que jamás quiso conocer, al finalizar el primer semestre pedirían el cambió para comenzar de cero en Londres, no podía continuar en aquella mansión tan vacía, en esos días doloroso donde su madre volvía a su mente, deseaba tener con sigo a alguien que se sentará junto a ella a hablar, a abrazarla o simplemente escucharla.
Sabía que ese calor jamás lo encontraría en aquel lugar. Ya no había sentido alguno por el cual permanecer ahí.
Pasó por el pasillo estrecho que daba paso a su despacho, era como un camino eterno, casi tétrico, con una alfombra color sangría extendida a lo largo del corredor, se veía antigua y un poco desgastada pero aún así se mantenía limpia.
Se encontraban cuadros artísticos muy abstractos adornando las paredes, un agregado igualmente inquietante. No podía creer lo mucho que su corazón se aceleraba conforme la distancia entre aquella puerta y ella se reducía.
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En la edad del tiempo ©
RomanceBabel Esparza es una joven curiosa e impetuosa chica de 19 años que cursa apenas su primer año de nivel superior, vive en Inglaterra con su hermana mayor Hasta que un día le ocurre lo más inesperado, que la obliga a correr a un refugio el cual enc...