Capitulo 1- Babel

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Babel mira las puntas de sus dedos, los ve hinchados y enrojecidos. La melodía para, y sus brazos se colocan en el regazo.
Levanta la cabeza con ojos que fulminan a su hermana, quien está al otro lado de la habitación sentada apaciblemente en un pequeño sillón individual con un libro entre las manos.

Su mirada se mantuvo fija unos minutos más antes de que Evelin subiera la vista por encima del borde de su libro. Sus ojos se entrecerraron al mismo tiempo que su ceño se fruncía y con una voz suave pronunció.

— ¿Por qué te has detenido? - Su tono es dulce y cálido, tan cálido como su rostro de porcelana, sus facciones son suaves y refinadas que para nada hacían contraste con su piel blanca con un toque de bronceado ligero que le permitía llevar un teñido rojizo caoba en su cabello sin parecer algo más que una bella dama.
Se comporta elegante, tiene una bonita sonrisa pero discreta, jamás muestra sus dientes en ella, y sus mejillas por lo regular estan rosadas, era algo natural de su piel. Es una persona amable pero poco sentimental.

A su hermana menor no se le dificultaba predecir el estado de ánimo de Evelin, muchos años por detrás que le habían permitido estudiar el comportamiento de su querida hermana, que para vista de los ajenos a su vida podría ser más complicado detectar la tajante mirada que sus dulces ojos verdes transmitían. Ella jamás endurecía su rostro ni mucho menos elevaba un decibel su voz.

— He terminado.— Dijo bajando la puerta del teclado. — Ya no deseo continuar más.

Evelin cierra el libro en un movimiento seco.

— Eso no lo decides tú.

La menor de las hermanas alza la cara.

A comparación de Evelin, Babel tiene el rostro más severo, con facciones no tan delicadas, su rostro es exquisito pero es más fácil que se deforme con el resentimiento, la felicidad, el asco, o cualquier otro sentimiento que ella pudiera sentir a flor de piel.

Es más sensible que su hermana mayor lo cual la hace más impulsiva, su piel es un tono más bronceado que el de su hermana, y sus ojos son marrones, obscuros, más vivos y redondos lo que le facilitaba las expresiones, sus cejas parecen tener vida propia, a diferencia de Evelin ella no se limitaba cuando de la felicidad se trataba, le gusta esbozar su amplia sonrisa cuando la ocasión lo ameritaba; sin embargo, esta no era una de esas ocasiones.

— Te equivocas.

— Tu misma dijiste que deseabas aprender a tocar piano. Ahora, ¿te retractas? - Se levanta con elegancia, sus pasos delicados apenas resuenan en la alfombra. Apoya las puntas de sus dedos sobre la cobertura del piano, manteniendo el libro oprimido contra su pecho.

En la edad del tiempo © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora