Capítulo 9. ~El baile de Campbell.

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"Solo cuando realmente sabemos y entendemos que tenemos un tiempo limitado en la tierra, y que no tenemos manera de saber cuando se acaba nuestro tiempo, entonces comenzaremos a vivir cada día al maximo, como si fuera el único que tenemos"
~Elizabeth Kubler - Ross.

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Y como una rutina asomo su mirada por la ventana para presenciar los dulces destellos ahumados del sol en su puesta. El aire corria atráves de ella remolineando las fibras de su cabello y las cortinas delgadas blancas que se complementaban con un par más grueso de color vino que también danzaban al tiempo que la brisa enérgica traspasaba el prado a su habitación.

Era el día.
El baile se llevaría acabo en cuanto el sol se volviera a colocar en el horizonte, y debía prepararse para destacar y complacer primeramente a su benefactora la baronesa de Whibledon, su apegó acrecentia a medida que pasaban los días, estos no eran bastos pero si suficientes para notar el gran corazón del la hermana mayor de las Brawn.
E

l detalle del Vizconde aun taladraba constantemente en su cabeza y sumando eso a su pequeño altercado con Harmony la sustancia se volvió más amarga para Babel.
Y...
Aun estaba el imperturbable duque.
Se abrazó a si misma al pensar en su sola presencia en el baile.
Sin embargo en su mente el mérito se otorgó al gélido aire que congelaba su piel y la hacía crispar.
Un justificante mas razonable para tranquilizar sus emociones confundidas.
Apenas conocía al hombre, quizás el semblante cabalistico que expresaba inconscientemente la hacia embelesar, podía solo...tan solo, ser una explicación posible a su remitente pensamiento en él.

Un estruendoso ruido azotó su habitación, tal fué que instintivamente la hizo girar para verse con la silueta proporcional de su querida institutriz.
—Baronesa...— Expresó confundida.

— Niña, querida, ¿que haces aun en paños?— Refirió al verla aun en prendas de cama. — Por favor ayuden la a vestirse. — Dijo al tiempo que se volvió para salir de la habitación.— Lo antes posible, es tarde y aun quedan muchas cosas que debo resolver.

— Disculpe... ¿iremos a alguna parte?.

— Por supuesto y tenemos prisa, así que por favor no se demore. Baje cuando este lista.

Las doncellas hicieron lo suyo. Ajustaron el corsé, se colocó las medias, recogieron su cabello en un peinado tradicional y polvearon sus mejillas.

En la edad del tiempo © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora