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El hombre considerablemente más bajo que Alexander lanzó una mirada que transmitía los deseos de hablar con la baronesa.
- Adelante - Aceptó el duque.
Jhonson inclinó la cabeza para después apartarse e ir con la dama en cuestión probablemente a la sala azul.
Alexander meditó unos segundos frente a la puerta del cuarto evitando los análisis profundos decidió seguir.
Resignado se dispuso a irse; aun tenía que resolver el asunto con los irlandeses. Daría una visita sorpresa al bar irlandeses. Las autoridades no tardarían en tocar a su puerta preguntando por el incendio, buscando culpables - si es que eran lo suficientemente inteligentes para llegar a ellos - independientemente de lo que creyera, no era necesario arriesgarse.
Así que debía darse prisa si quería encontrarlos antes que los partidarios de la ley.El broche de la puerta se abrió y la criada salió con toallas y una bandeja de comida completamente intacta. La joven Dankworth sudaba y su ropa estaba mojada y sucia.
- Milord - Dijo con voz acalorada al pasar por el pasillo sin detenerse.
Emily empujó la puerta en su dirección para cerrarla, más sin embargo salió tan a las prisas que está no consiguió abrocharse correctamente y retrocedió, extendiéndose hacia adentro haciendo un rechinido de bisagras desgastadas y de poco mantenimiento.
Hablaría después con Frederick Ferguson para solucionar ese desagradable detalle.
Alexander se quedó inmóvil, frente al marco, a unos centímetros de la entrada. No quería entrometerse en la intimidad de una habitación de una dama, menos aún si combalecia, el no era una persona cercana o experimentada en una rama profesional.
« Ella se pondrá bien »
Se convenció de ello o de otra forma las palabras de Matteo se meterian en su conciencia.
Tragó saliva y se giro para retirarse del lugar pero la voz suave de la joven lo detuvo justo en el acto.
- E...ve...l. - Balbuceó con un tono secó y rasposo.
Alexander solo se acercó para tomar el pomo y atraerlo a el - esa era la intención primaria- en lugar de eso, vaciló un instante antes de apartar un poco más la puerta para ingresar en la alcoba.
Avanzó despacio observando el entorno detenidamente ya que debía saltar edredones en el suelo, toallas y cubetas, esquivando platos puestos en los muebles en equilibrio - todos tenían la comida íntegra - había tazones con remedios herbolarios, a fin de cuenta inútiles.
Camino por el costado de la cama y mientras hacía ésto vio la silueta que se marcaba atravez de las capas de edredones gruesos, unas manos expuestas a los lados por encima de la tela; siguió recorriendo, subiendo por su pecho dónde los huesos de la clavícula se visualizaban por encima del camisón hasta llegar a su rostro que se encontraba de perfil cubierto con una espesa melena negra.
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En la edad del tiempo ©
RomanceBabel Esparza es una joven curiosa e impetuosa chica de 19 años que cursa apenas su primer año de nivel superior, vive en Inglaterra con su hermana mayor Hasta que un día le ocurre lo más inesperado, que la obliga a correr a un refugio el cual enc...