SKYFALL (HERMIONE Y HARRY )

CAPÍTULO 39.

39.

Las palabras de Hermione salieron como un conjuro suave y certero. El pelirrojo no pudo hacer otra cosa más que abrazar a su amiga y brindarle así todo su apoyo. Tampoco pudo evitar sentirse triste por la decisión de su amigo, pero sabía que Harry tenía razones de sobra para enfrentarse a la muerte. Ron estaba consiente que Harry se enfrentaría a todo y daría su vida por los que amaba, Hermione estaba en lo correcto su mejor amigo se entregaría a Lord Voldemort para salvarlos.

- Ron - respiró la castaña - prométeme que no contarás esto, me refiero a lo del bebé.

- Entiendo, no te preocupes tu secreto está a salvo conmigo. - Prometió apretando sus manos.

Salieron apresurados y se dirigieron a la salida. Las lágrimas recorrían el rostro de Hermione, aunque en menor cantidad, mientras caminaba hacia la puerta principal del castillo. Por su parte, a Ron el llanto no lo alcanzo, pero un par de lágrimas rondaban por su rostro amenazando a cada instante que avanzaba, sin embargo en ese momento debía ser más fuerte que nunca porque Hermione lo necesitaba para consolarla.

Luna al igual que la mayoría de los profesores y aurores se dirigió a la entrada principal del castillo en donde se encontraban los mortifagos lanzando maldiciones y asesinando despiadadamente. Los mortifagos habían logrado penetrar las barreras del castillo y ahora tenían que luchar con todo lo que tenían para sobrevivir.

- RON - gritó la rubia y al encontrarse con el pelirrojo simplemente se dejó caer en sus brazos, pues no podía perder mi oportunidad de estar con el hombre que amaba.

- Luna te amo - susurró contra su oído - pero en este momento debemos proteger a Hermione, llévala a un lugar seguro yo debo luchar junto con los otros.

Luna no entendía las razones de su novio, pero acepto y se alejó junto la castaña. Miro a Ron correr en dirección opuesta junto con los demás y no pudo evitar detenerlo por un segundo para darle un beso.

La lucha parecía jamás terminar. Los Mortifagos eran engañosos y atacaban a matar, ese era un punto en contra de los alumnos y profesores de Hogwarts que no podían evitar sentirse vulnerables ante tal acto, era matar o morir todos lo entendían claramente, pero les costaba trabajo tener que matar, aunque se tratase de seres tan viles como los seguidores de Lord Voldemort.

Decenas de estudiantes peleaban como si fueran profesionales en combate. Los profesores y aurores también lo hacían y la orden del fénix no quedaba atrás. Su esperanza no decaía, y más cuando de la nada la familia Malfoy junto con Hagrid aparecieron para ayudar. La escena capto la atención de los que estaban alrededor y por un segundo se detuvieron a mirar expectantes, incluso los Mortifagos miraban con incredulidad.

- ¿Estas sorprendida hermanita? - Preguntó Bellatrix con tono agudo, mientras apretaba el cuello de Draco con uno de sus brazos y sostenía el filo de una daga contra su pecho.

- Suelta a mi hijo, bruja maldita - soltó con desprecio.

- No quiero - replicó como una chiquilla y apretó más el cuello de su sobrino.

- Si quieres pelear, hazlo conmigo - retó Narcissa.

- Es un traidor igual que tú, sabes que le pasa a los traidores.

- No por favor - suplicó arrodillándose al entender que la mujer no se detendría - mátame a mi déjalo en paz.

- Oh - hizo cara de lastima - me has convencido hermanita - su rostro cambio a desprecio total y soltó a Draco para lanzar la daga.

- NO - gritó Draco.

El arma voló directamente hacia el pecho de su madre, mientras esta miraba con dolor a su hermana, sin embargo, la daga nunca llego. Narcissa miro horrorizada como Dobby había caído frente a ella.