INTRODUCCIÓN.

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El genocidio y lucha por la pureza de sangre continuaban. La incesante cacería de Muggles y de todos aquellos que los apoyaban, daba pauta a una guerra mágica. Cada día que pasaba Lord Voldemort conseguía más adeptos y adquiría más poder sobre el mundo mágico, -gracias a la magia oscura y a sus fieles seguidores- el método favorito de Voldemort era generar terror por medio de la tortura tanto corpórea como mental y desde luego como último recurso la muerte. Los Mortifagos no se tentaban el corazón para cometer atrocidades en nombre del Señor Tenebroso, quién disfrutaba aniquilando a los que consideraba impuros y a  los traidores de sangre.  Sufrían su ira principalmente aquellos no aptos para utilizar magia por su ascendencia, los nacidos de Muggles, es decir, los de "sangre sucia".

En esos momentos de caos e incertidumbre total, los pensamientos de un azabache se dirigían hacia un trágico pasado, los recuerdos lo invadían por completo. Harry había tenido una infancia realmente difícil con su familia adoptiva, pues Petunia y Vernon Dursley eran los peores tíos que pudieran existir, al menos eso pensó de ellos durante su niñez, además, también estaba su desagradable primo Dudley que disfrutaba atormentándolo todos los días con golpes y malas palabras. Los Dursley lo trataban como escoria, no podía recordar alguna muestra de afecto como un abrazo o beso cariñoso de su parte. El saberse un mago fue una revelación para Harry y una completa salvación de sus tíos y primo, rápidamente en el mundo mágico había logrado conseguir lo que más anhelaba en el mundo, amigos verdaderos -Ron y Hermione lo eran- y una familia que lo amara, ya que los Weasley lo consideraban un miembro más de la familia.

Ahora todo aquello se veía tan lejano,  un borroso espejismo, parecía que la felicidad no se había hecho para Harry James Potter. El azabache recordaba con cariño todas las atenciones que le brindaron la señora y el señor Weasley al estar en su casa -la madriguera- o simplemente al estar en su compañía, la manera en que Molly Weasley regañaba a los chicos cuando ocasionaban desastres, las bromas de los gemelos y el agradable cosquilleo que sentía en el estómago o el rubor en sus mejillas cuando veía a Ginny Weasley, pero todo eso ya era parte del pasado y debía admitirlo necesitaba sentirse como antes o se volvería loco con tanta presión y dolor infringido por Lord Voldemort, necesitaba al menos recuperar un poco de lo perdido o Voldemort ganaría haciéndolo sentir más miserable y solo de lo que ya estaba, ese era sello personal del Señor Tenebroso, la miseria y el temor de los demás, en especial el daño ocasionado a él niño que vivió, pese a todas las penurias por las que la atravesaba la vida de Harry, él no estaba solo, no lo estaba del todo Hermione y Ron estaban junto a él acompañándolo en su travesía de búsqueda de Horrocrux, al menos por el momento los dos lo hacían.

Harry sabía de sobra que tenía que ser más fuerte que nunca, debía mantenerse firme en su decisión, y debía ser quien derrotara a Lord Voldemort. Por Hermione, por Ron, por toda la familia Weasley, por la orden del fénix, por sus compañeros en Hogwarts y por todos aquellos que creían en él.  Tenía que seguir adelante, no solo porque debía cumplir la misión encomendada por Dumbledore, sino porque debía enfrentar una guerra contra Voldemort y su sequito que parecía cada vez más cercana, amenazando acabar con su mundo, también debía encarar a Lord Voldemort, debía enfrentarse a su destino y acabar de una vez por todas con el reinado oscuro de Voldemort para así evitar más sufrimiento y muerte en el mundo mágico.

Ahora Harry se hallaba frente a una encrucijada, su nueva cruzada en la búsqueda de los pedazos del alma del Señor Tenebroso le absorbía todos los pensamientos, debía cumplir con su promesa y acabar con lo que Dumbledore empezó, pues él debía ser quien destruyera todos y cada uno de los Horrocruxes que Voldemort había creado. Destruir los fragmentos del alma de Lord Voldemort no sería una tarea sencilla de realizar, pero no estaba solo, Hermione se lo había dicho aquel día en la torre de astronomía, contaba con su apoyo incondicional y con el de Ron. Ahora debía continuar pese a la adversidad, al menos de ese modo lograría vengar la muerte de sus padres, de Sirius, de Cedric, de Dumbledore y de todos aquellos que perecieron ante la maldad de Voldemort, así le daría paz al mundo mágico. 

SKYFALL (HERMIONE Y HARRY )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora