CAPÍTULO 58

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Una vez se confirmo la muerte de Migs, Nanoha dejo a Teana junto a Signum encargarse de reunir los datos del incidente que se tenían. Viajo de nuevo a Inglaterra, Stonehenge. Cuando llego miro las imponentes construcciones o lo que quedaban de ellas. Se paro frente a la "puerta".

-Caronte! Por favor, quiero hablar con Aniceto! -grito. El eco de su voz resonó por el lugar.

Miro a todos lados pero no escucho nada, la briza era terriblemente fría y curiosamente estaba oscureciendo y recordó que el horario de la tierra difería con el de Mild-Childa. Eran al parecer las 7 de la noche.

-Aniceto! -volvió a gritar.

El eco una vez más resonó pero duro poco, parecía un lamento penoso de una viuda despidiendo a su marido que ahora formaría alimento a gusanos y pensó que de haber quedado restos de Fate los habría enterrado en Uminari, en el lugar donde se habían hecho amigas, aquel lugar había después de un Tsunami se convirtió en un parque, ya no se restauro en forma de muelle.

-Señora Takamachi... que sorpresa. -era Carionte que caminaba lentamente como un niño asustado.

-Oh, Caronte. Hola, necesito hablar con el señor Aniceto, es urgente. -dijo caminando hacia él.

-Por supuesto. Por supuesto, pase, paso. -dijo tocando el pilar.

Nanoha asintió y entro por la puerta. El paisaje que una vez encontró verde y vivo parecía triste, el aire no olía a flores sino a madera quemada. Los niños no estaban jugando desenfrenadamente y el silencio era aterrador.

-Buenas noches, Takamachi-san.

Aniceto estaba al lado de ella, se veía más viejo y cansado. La piel se veía algo grisasea y un olor a carne rancia provino de él pero antes de preguntar encontró un zorro muerto en sus manos y supuso que era eso.

-Espero no importunarlo pero necesito hablar con usted, ahora. -dijo rápidamente olvidando su entorno y concentrándose en el asunto al que venia.

-Me lo pensé. Pase por favor. -indico una cabaña cercana.

-Creí que solo hablaba en su despacho. -dijo Nanoha curiosa.

-Estoy algo cansado, he estado enfermo y no tengo mucha energía para ir hasta allá. Por eso. -respondió con voz cansada y ronca.

La cobriza comprendió y camino a donde le señalo Aniceto, quiso ayudarlo pero se negó con aires ofendidos, era viejo pero tenia orgullo que defender. Al entrar un aroma a madera húmeda y quemada inundo las fosas de la cobriza, no vio a nadie. Tomo asiento en una mesa desvencida cerca de la puerta.

-No pude traducir lo que me pidió, caí enfermo y apenas duras puedo moverme, por lo que puedo solamente responderle a sus preguntas una vez las haga. -dijo apenado y tosió con un poco de flema que se limpio de inmediato.

-Señor Aniceto... ¿cual es la función de las dagas?

Él frunció el ceño y suspiro con silbantes gorgoteos de flemas. Meneo la cabeza de un lado a otro para aflojar la rigidez de su cuello, con un sonoro aclaramiento de garganta se dispuso a hablar.

-Las dagas abren la puerta del tiempo... son las llaves para desencadenar un poder muy grande. -dijo mirando al techo que goteaba.

-¿Las puertas del tiempo? -pregunto 

-Sí... cuando en los inicios de la magia el mago Merlín considero la idea de manejar el tiempo ya que es una corriente de energía que él decía parecía el rollo de una película que pasaba a través de un proyector de película... si podía manipular ese proyector y cambiar algunos recuadros con magia o energía entonces el mismo tiempo seria manejable.

[NANOFATE ] La Mentira Qué Nos SeparoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora