Capitulo 5: Dudas y un regalo

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Murder no entendía el porqué Reaper venía a visitarle. Porqué estaba tan interesado en verle. ¿Cuál era su propósito? Siendo tan desconfiado, pensamientos como "Tal vez busca mi debilidad" o "Seguramente finge querer ser mi amigo para apuñalarme por la espalda", no dejaban de invadir su mente. Pero rápidamente dichos pensamientos se iban al reconocer que estaba siendo ridículo. No es como si Reaper se uniera a Nightmare, uno de sus enemigos, o a Hate!Sans. No, no. Ese "emo" no mostraba ser alguien con segundas intenciones. Sino un tonto enamorado de un determinado, el cual era constantemente rechazado y que por su comportamiento, ya nadie le tomaba en serio como el dios de la muerte que era.

Soltó un suspiro. Entonces, si las razones de Reaper no eran malas, ¿Qué es lo que quería? ¿Dinero? ¿Venganza? ¿Amistad? A veces se sentía un objeto de distracción para Reaper. Como si éste buscara evitar algo y para lograrlo, iba a verle a él. Un asesino al que todos temían. Miró la hora en su celular, descubriendo que tenía algunos mensajes de su mejor amigo, Horror!Sans. Dichos mensajes mencionaban que ya era viernes y que había llegado la hora de hacer una "reunión" (por no decir fiesta) con su grupo de "The Villian Mob". Todos los viernes hacían una reunión con Horror, Fell, y RapsBerry. Dicha reunión podía ser tanto en la casa de Fell como la de Dust o Raps. La casa de Horror no era opción, ni siquiera había comida allí.

Y hoy tocaba hacer la "reunión" en la casa de Dust.

Realmente, el asesino no se sentía con las suficientes energías para preparar su hogar, el cual estaba hecho un desastre. Además, ya habían pasado de las 15pm y Reaper aún no llegaba. Siempre llegaba para estas horas. Aunque no le sorprendería que dicho dios volviera a desaparecer por otros dos días. Aprovechando que no venía a molestarle, decidió que limpiaría aunque sea un poco su casa y que cerraría su cuarto con llave. La última vez, Raps entró sin permiso junto con un par de prostitutas que había contratado. Y eso fue un adiós a la cama del polvoriento.

Pero dejando aquello de lado, éste se encontraba frente a su hogar, sentado contra un árbol, observando el "cielo" de Snowdin, viendo la nieve caer poco a poco mientras pensaba en aquel dios de la muerte y en como, en todos estos días, había logrado que Dust no le matara. Otro suspiro, se puso de pie y caminó hasta llegar a la puerta de su hogar, abrirla y entrar.

Lo que no sabía era que dicho dios de la muerte también estaba pensando en él y en todo lo que habían estado haciendo estos días.

Lastima que no se verían por otros dos días.

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Dos días después

- ¡Waaaa! ¡Geno vuelve mañana! -Gritó con felicidad cierto esqueleto que vestía una túnica negra y sostenía una guadaña en manos mientras cosechaba la última alma del día. Su trabajo había terminado y al fin podía descansar. Pero con la emoción de ver a su amado Geno le era inevitable relajarse. Quería ir, verle, abrazarle, y si era posible besarle. Parecía un bobo enamorado que había olvidado por completo que su amado le había rechazado. Ahora mismo se hacía camino a Dusttale, mientras pensaba en cuál sería la bienvenida perfecta para Geno.

¿Flores? Nah, no podía tocarlas. ¿Algo dulce? Como un pastel. Mm, no. A Geno no le gustaba demasiado lo dulce. ¿Alguna joya? No tenía dinero. Ah... No importa lo que pensara, nada era lo suficientemente bueno para regalarle a Geno.

Aunque podría envolverse a él mismo en un moño y sería el regalo perfecto.

Pero recibiría múltiples golpes del glich determinado y tsundere. Soltó un suspiro de derrota. No supo cuando llegó a Dusttale hasta que chocó con un árbol de Snowdin. Eso le había dolido, debía admitir. Tuvo que soltar su guadaña un momento para sobar su frente de lo mucho que le dolía, incluso hacía un tierno puchero.

- Si que serás idiota para chocar con un árbol, emo. -Esa voz.. Oh, era Dust. ¿Cuánto tiempo estuvo allí? Reaper no lo sabía pero no era gran importancia. Bufó levemente para luego sonreírle de manera floja al asesino, recogiendo su guadaña otra vez.

- Iba distraído. ¿Me extrañaste, Murdi? ~

- ... -Dust se quedó recalculando lo que acababa de escuchar. ¿Acaso le dijo "Murdi"? Imposible- ¿Cómo mierda me llamaste?

- Murdi~

- No.

- Pero...

- Simplemente no.

- Aún así seguiré llamándote así.

- ¡AGH! -Y otra vez, la típica rabieta de enojo se hacía presente en el asesino. Se le había visto de buen humor pero con la respuesta de Reaper, volvió a ser el mismo amargado de siempre- Tsk, pensaba darte un maldito regalo pero ahora no te daré nada por imbécil.

- ¿Un regalo? ¿Para mí? -El dios se había sorprendido de aquellas palabras. ¿En serio el mismísimo Murder!Sans le tenía un regalo? Aunque, ¿Qué clase de regalo era? Tal vez todo era una mala broma- Hm, ¿Puedo verlo?

- Olvídalo. -Dicho eso, dio media vuelta para encaminarse a su hogar. Si se preguntan qué hacía allí, estaba haciendo vigilancia. Siempre hacía vigilancia por su universo, no quería más intrusos, además de Reaper. Éste último empezó a seguir a Murder, diciéndole que quería ver dicho regalo, que no se haga suplicar, que no fuera malo, etc. Tantas palabras terminaban con la paciencia de Dust- ¡Agh, no te mostraré nada si sigues así!

- ¡Por fiiiiiiiiiiis! -<Hehe, es divertido verlo enojado>, pensó el dios de la muerte. Era un travieso.

- ¡Bien! -Sus pasos se detuvieron y miró a Reaper. Ambos ya estaban en la casa del asesino, afuera, frente a la entrada. Dust no perdió tiempo y sacó de uno de sus bolsillos una bolsita atada en un moño azul. Reaper la miró con mucha curiosidad. Al tomarla en manos, la abrió delicadamente y al ver el contenido, algo latió en su interior- Si te atreves a decir que saben horribles, te mato. Me costó hacerlas.

- ¿Tú hiciste...estas galletas? ¿Para mi? ¿Por qué? ¿Tienen veneno? -El esquizofrénico casi se cae de cara al oír su pregunta pero no lo culpaba, cualquier pensaría eso de él.

- No, no tienen veneno. Y si, son para ti. ¿Por qué lo hice? Neh, ¿Acaso importa? No. Solo cómelas. -Fue su simple respuesta.

Con eso dicho, Dust simplemente entró a su casa, cerrando la puerta con seguro. El dios, quien se quedó afuera, no perdió tiempo y decidió tomar la primera galleta en manos. Estaba tibia y su aroma a chocolate y café era exquisito. Dio la primera mordida y, ¡Por dios! ¡Su boca se hacía agua! Estaban simplemente deliciosas. Crocantes por fuera y suaves por dentro, su sabor dulce no era empalagoso gracias al café. Ah, amaba el café. Seguramente Dust lo sabía porque, bueno, medio mundo lo sabía. Y el chocolate estaba tan suave. Era la primera vez que le regalaban algo, siendo sinceros y simplemente había quedado encantado. Tanto que hasta se había sonrojado levemente. Ojala Dust le hubiera dicho porqué le regalo aquellas galletas.

Ahora ya no podría pensar en un regalo para Geno, sino para Dust. Como agradecimiento.

Y con una leve sonrisa, se fue de allí abriendo un portal con su guadaña, susurrando un último "gracias".

El comienzo de algo nuevo [ReaperDust] ✔ #WorldSanscest2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora