Capítulo 35🎇

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Mi hermana rompió el incómodo silencio.

L- ¿ Tienes una familia?- No sabía como tomar lo que acaba de escuchar, se que nunc a se enteraron pero el tono  en que lo dijo se sentía como si no mereciera ser amado.

- Si, una hermosa esposa y una bellísima hija.- Si bien Molly y yo aún no nos casamos es cierto que llevamos ya una vida como la que tendría un matrimonio.- Ya les he explicado el por que ya no me volví a comunicar y en verdad lamento haberme aumentado tanto, no se como es que llegaron a la conclusión de mi muerte pero miren, aquí estoy.

P- No lo apruebo Nicholas, no apruebo tu nueva vida. Tu vida está con nosotros y no debes alejarte de aquí nunca más.

-Lo siento papá, pero ya no soy un niño... Ya no puedes darme órdenes, ahora soy autosuficiente.- Ya sabía por donde iba la cosa, el quería hacerme volver y tenerme encerrado una vez más pero no lo iba a permitir... de ser preciso está noche volvería a Ámsterdam.

Dejé 5 euros en la mesa, saqué mi bastón y me eché a caminar. Estaba furioso.
La lluvia aún era fuerte, podía escuchar claramente a las personas correr para refugiarse de ella, me sentía desorientado, no lograba ubicarme para volver a la habitación con Molly, tampoco se que hora es y seguro ha de estar preocupada ya.

Seguí caminando a la debira por bastante rato, empezaba a sentirme muy mareado y aire me faltaba, mi corazón se sentí a bastante extraño y vas vez me costaba respirar más. Intenté no entrar en pánico pero fue casi imposible.

Intenté guiarme hasta algún establecimiento donde poder sentarme pero el mareo aumentaba, sentía un pitido muy fuerte en el oído y mi equilibrio empeoraba.

Encontré una barda, me asegure de estar en una zona "segura" y me recargué. El aire era menos a cada minuto, el mareo más fuerte y puedo jurar que los latidos de mi corazón eran casi nulos, sentía como mis piernas eran vencidas.

X- ¿Estas bien?.- No se quien me habló, su voz no me es familiar pero al menos ya notó que no me encuentro bien. Extiendo mi mano buscando a la mujer que me llamó pero caigo rendido.- ¡DIOS MÍO! ¿QUE HAGO?- Con el aliento que me queda la llamo.

- Llama a una ambulancia...- Mis palabras eran más bien susurros.- En mi celular está el número de mi esposa.  Llamala, seguramente está angustiada.- No pude decir nada más.

El Braille De Tu Amor|| EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora