1. EL HOMBRE BLANCO

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Llevaba ya más de un año a su lado o más bien tratándolo y en todo ese tiempo nunca lo había visto sonreír de esa forma, al menos no le sonreía así a ella, a excepción de cuando lo visitaba Steve Rogers, mejor conocido como el Capitán América, el hombre de penetrantes ojos azules y rubio cabello hacía lo que para ella era imposible, provocar esa sonrisa en él, que era justo lo que ocurría en ese momento.

Sentía curiosidad puesto que su caso era muy particular, nunca había conocido a alguien que hubiera sufrido tanto y aun así luchara por salir adelante, era un verdadero ejemplo de superación y perseverancia; y ahí estaba ella, una chica de 17 años espiando al hombre blanco de hermosa sonrisa, a su parecer, cuando debería estar cumpliendo con sus deberes como la Princesa de Wakanda que era.

No es que lo hiciera siempre, pero no se había dado cuenta de cuando empezó a observarlo detenidamente ni a tratar de estar más cerca de él, era solo que el Sargento Barnes era un enigma para ella, ella que se consideraba una persona imperturbable y si se lo proponía hasta un poco fría no podía evitar ponerse nerviosa cada que el hombre la miraba; al principio no le tomó demasiada importancia a ese hecho pero poco a poco fue reparando en ello y empezó con ese habito de seguirlo con la mirada y observarlo a lo lejos.

Debía salir de su escondite y dirigirse a su hogar para terminar a tiempo sus tareas porque si no estaría en problemas con su hermano, lo sabía, pero era tan entretenido observar la conversación de los dos hombres que decidió quedarse un poco más; mentiría si dijera que no quería escuchar lo que decían, podía hacerlo apretando un solo botón de su brazalete, pero no lo haría, prefería solo mirar. Permaneció poco más de cinco minutos ahí hasta que decidió que era mejor cumplir con sus deberes lo más pronto posible.

Como todos los días, ella debía estar lista para cuando llegara el Sargento Barnes a su laboratorio para su "sesión de recuperación" como le llamaban, terminó de arreglar unos papeles en su escritorio y checó su reloj, aun le quedaban quince minutos para la hora acordada. Había recibido la tarea de curar al Sargento de su lavado de cerebro de Hydra ya hacía más de un año, no fue nada fácil, pero al final con la ayuda de su tecnología construyó un mapa digital del cerebro del hombre y revisó sus recuerdos para borrarle las memorias desagradables  sin cambiar su personalidad, fueron tediosos todos esos días en aquella tarea pero valió la pena al ver como volvía a ser el mismo "Idiota de siempre" como solía llamarle el rubio soldado cada que lo visitaba.

Al estar por más de un año tratándolo conoció los detalles más íntimos su vida y se creó entre ellos un vínculo de confianza que ayudó al castaño a tener una recuperación mucho más rápida de lo que había estimado y aun conociéndolo tan bien como lo hacía no lograba comprender por qué le intrigaba tanto, tal vez debían ser sus ojos, ese azul que no la dejaba tranquila, o tal vez podría ser esa brillante sonrisa la cual nunca era para ella, suspiró, aun recordaba la tarde en la que fue a visitarlo a su tienda días después de haberlo curado, ese día había estado muy nerviosa porque nunca lo había visto despierto como el auténtico Sargento Barnes y cuando lo vio aparecer y dirigirse a ella no pudo más que sonreír, recordaba también que él le pidió que le llamara Bucky y le dio las gracias tan sinceramente como nunca nadie lo había hecho, con una ligera sonrisa casi imperceptible que se escondió en la comisura de sus labios y que había dejado pasar desapercibida en ese momento pues no conocía todos los gestos de su cara o al menos los que le había mostrado hasta ese momento;  tiempo después, el compartir tanto tiempo juntos le había permitido tener la oportunidad de observarlo y ahora estaba segura de que esa había sido la primera vez que él le dedicó algo parecido a una verdadera sonrisa. 

Y ahí estaba, otra vez pensando en el Sargento Barnes, agitó su cabeza para disipar sus pensamientos y miró su brazalete, sonrió por instinto, en la pantalla se podía leer una notificación por parte de Okoye de que el Capitán Rogers había partido y eso solo significaba que él no tardaría en llegar.

Notas: 

***Bueno hasta aquí la primera parte, espero que les haya gustado, se que es una pareja un poco controversial pero yo creo que vale la pena darles una oportunidad. Denle mucho amor al capitulo, gracias por leer.***

SHURI AND THE WHITE WOLF - EN EDICIÓN (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora