12. VALOR

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Despertó sintiendo el cuerpo débil, se levantó lentamente de la cama, sentía la garganta seca y los ojos pesados, intento abrirlos, pero no pudo, sintió dolor en el estómago, sacándole una mueca, poco a poco los eventos de la tarde anterior volvían a su mente, provocándole unas nuevas ganas de llorar, se recostó nuevamente intentando aguantar las lágrimas cuando escucho la voz de la IA

— Buenos días Princesa, son las ocho am, el día estará a una temperatura de 18 grados, máximo 22, el cielo está despejado y no hay datos de lluvia, este pronostica ser un perfecto miércoles.

— Buenos días Friday — dijo Shuri con la voz ronca, sintiendo como la garganta le picaba, tapándose nuevamente con las sabanas, no tenía ganas de nada, estaba a punto de volver a caer dormida, cuando su cerebro proceso la información, haciendo que abriera de golpe los ojos, provocándole malestar — ¿Acabas de decir miércoles? — cuestionando a la IA

— Así es Princesa, miércoles 7 de Julio — aquello la sorprendió

— Debe haber un error Friday, apenas ayer era día cinco

— No es ningún error, lo he verificado, usted lleva en su habitación más de un día entero — ahora entendía por qué le dolía el estómago, no tenía alimento y este demandaba

— Gracias Friday... — en realidad no tenía ánimos para comer, aunque su cuerpo se lo exigiera, sentía que le costaba tragar, así que ¿Por qué molestarse en intentarlo?

— Un placer Señorita

Decidido volver a recostarse y cuando estaba a punto de dormirse, nuevamente fue interrumpida, escucho la puerta de su habitación siendo tocada, trato de ignorar el sonido, fallando en el intento, se levantó con pesar, sinceramente no tenía ganas de ver a nadie, pero no quería ser mal educada.

Antes de abrir, le pregunto a la IA:

— Friday ¿Quién está tocando?

— El Capitán Rogers, Señorita — al oír ese nombre automáticamente pensó en el Sargento y el corazón se le acelero, para después dolerle, se debatió entre si abrirle o rechazarlo, abrió, no sin antes alizar su ropa y cabello en un pobre intento de verse más presentable y lo vio ahí parado con una bandeja de mucha comida

— Buenos días Pequeña — con una sonrisa tierna

— Buenos días Sr Steve — tratando de devolverle el gesto

Veinticuatro horas pasaron desde que es pequeña niña se encerró en su habitación, varias veces fue a tocar su puerta después de aquel infortunio, pero ella no contesto, Steve estaba sinceramente preocupado por ella, pero decidió darle su tiempo, que se desahogara. Le había prometido a su hermano que la cuidaría y eso haría, así que ni bien despertarse a la mañana siguiente, decidió prepararle un gran desayuno ya que sabía, gracias a Friday, que no había abandonado su habitación en ningún momento.

Cuando ella abrió la puerta y la vio, un gran sentimiento de ternura y protección despertó en su corazón, se veía tan frágil, con su cabello revuelto, sus ojos siempre sonrientes ahora hinchados y apagados, su rostro y su piel parecían haber perdido brillo, por un momento se sintió enojado con su amigo por hacer sufrir a esa delicada niña, pero tan rápido como ese sentimiento apareció se esfumo. Le sonrió y dijo:

— ¿Puedo pasar? — alzando la bandeja, sonriente

Vio por un momento duda en sus ojos y temió que lo rechazara, pero afortunadamente le dio paso y entonces se adentró a la habitación, puso la bandeja en el buró y volteo a verla, estaba parada a un lado de la cama, con la mirada en el piso, se había quedado perdida en su pensamientos al parecer, vio como sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas, se acercó a ella con cautela, no quería que se sintiera incomoda con su presencia, no sabía qué hacer, nunca fue muy bueno tratando y entendiendo a las mujeres y eso Peggy siempre se lo dijo, pensó entonces en lo que ella hubiera hecho.

SHURI AND THE WHITE WOLF - EN EDICIÓN (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora