3. CONFUSION

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Recordaba lo ocurrido la noche anterior, lo había llamado Bucky, algo que nunca hacía pues lo consideraba una falta de respeto, pero que no pudo evitar al oírlo decir tan bonitas palabras; ese abrazo que le había dado también seguía fresco en su memoria, se había sentido tan feliz por la promesa que le hizo que no tuvo otra forma de reaccionar más que esa, fue tan espontaneo que ella misma se encontró sorprendida cuando su corazón latió tan rápido y tan fuerte que creyó que se le saldría del pecho, y es que al percatarse de cómo sus fuertes brazos la rodearon por un instante hizo sus mejillas sonrojar y más al darse cuenta de lo que había hecho, por lo que salió casi volando de ahí no sin antes despedirse de él en su carrera.

Aun no entendía por qué había reaccionado así, ¡Santo cielo era el Sargento Barnes! el hombre era doce años mayor que ella*, tal vez la razón de que sintiera eso por el ojiazul era que le recordaba un poco a su hermano y a su fallecido padre, por cómo era tan bueno y atento con ella, si eso debía ser, pero, al abrazar a su hermano no sentía lo mismo que sintió la noche anterior con el Sargento; tan distraída iba en sus pensamientos que no notó que alguien venía a su encuentro y golpeó de lleno con él.

—¡Shuri! ¿Qué te pasa, te encuentras bien? ¿en qué tanto piensas que no me viste?

—¡Hermano!, perdóneme Su Majestad —dijo en burla—, voy a la salida del castillo, hoy iré al orfanato de la tribu a ayudar y jugar con los niños.

—¿Iras sola? ¿por qué no le pides a Okoye que te lleve?

—¡Puedo cuidarme sola!, pero... ya le pedí a Ayo que me acompañara, además el Sargento Barnes ira conmigo, es parte de su terapia.

—Me parece bien, pero aún no me respondes, ¿qué te tenía tan distraída?

—Estaba pensando en algo importante... o eso creo, ¿me puedes dar un abrazo por favor? —esa era su oportunidad para verificar su duda.

—¿Se puede saber qué es eso importante? —le decía mientras la abrazaba.

—No es igual —dijo ella para si al sentirse resguardada por el cuerpo del mayor, ¿por qué será?, pensaba mientras deshacía el abrazo, tal vez si le preguntaba podría ayudarla—. Oye hermano, ¿has tenido esa sensación de que el corazón te late tan fuerte y tan rápido que sientes que se te saldrá del pecho cuando alguien te abraza?

—Si, claro que sí. ¿Por qué la pregunta? ¿Tú lo has sentido? —no se lo podía creer, su hermanita le estaba confesando algo muy grande, ya que al menos que supiera como era la sensación podría describírsela.

—Pues, la verdad es que sí, pero no me gustó, me hizo sentir inquieta y no sé porque.

—¿En serio? —ya entendía a donde iba esa conversación, solo faltaba que ella le hiciera la otra pregunta.

—Si, nunca me había sentido así —recordando la sensación de los brazos del Sargento rodeándola y espabilándose antes de volver a sonrojarse como la noche anterior—. Oye hermano y tú ¿con quién has tenido esa sensación?

¡Bingo!, su hermanita estaba enamorada de alguien y si no lo estaba, pronto lo estaría, quería conocer al chico que se había ganado el corazón de su adorada panterita.

—Con Nakia —respondió con una sonrisa al recordar a su hermosa novia.

—¿Nakia? ¿con nadie más? ¿siquiera con mamá o papá?

—No, con nadie más, es porque ella es especial.

—¿Especial? —genial, ahora estaba más confundida que antes.

Iba a preguntarle en qué sentido era especial pero el sonido del intercomunicador desplegándose en su brazo la detuvo, volvió su vista hacia la pantalla, era Ayo.

—Princesa, Mi Rey —dijo al notar a T'challa—, la estamos esperando, el Sargento Barnes ya está aquí.

—¡El sargento Barnes! ¡Rayos!, se me hizo tarde, discúlpame con todos Ayo, ya llego.

—Si, Princesa, Su Majestad —dijo como despedida y el intercomunicador se apagó.

—Debo irme —volviendo a mirarlo—, gracias por la plática Hermano.

—Ve con cuidado y salúdame al Sargento Barnes —al oír su nombre ella dio un respingo—, después me seguirás contando ¿sí?

—Claro que si hermano.

—Bien, puedes irte, no hagas esperar más a el Sargento y a todos.

—¿Eh?, sí, cierto, adiós Hermano.

La vio alejarse corriendo y pronto se puso a armar todas las piezas de su rompecabezas, sospechaba de quien podía ser la persona en la que Shuri estaba depositando sus afectos pero no estaba seguro si eso era algo bueno o malo, de cualquier forma nada de eso importaba si el sujeto en cuestión no sentía lo mismo que su adorada hermana, debía pensar detenidamente en ello para ayudarla en lo que pudiera, no sería un cupido, claro que no, pero siempre podía darles un empujoncito, eso era válido ¿no?.


Notas:

*** Hasta aquí la primera parte del capítulo 3, espero les guste, denle mucho amor. Espero sus comentarios.***


*Físicamente hablando, puesto que su cuerpo se ha conservado joven. 

SHURI AND THE WHITE WOLF - EN EDICIÓN (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora