SHURI AND THE WHITE WOLF - EN EDICIÓN (COMPLETA)

25. ATRAPADO

—Y dígame, Príncipe Loki, ¿ha estado comprometido alguna vez? —preguntó la reina madre mientras bebía su té, mirando fijamente al ojiverde.

—No su Majestad — respondió con una sonrisa—, he vivido por mucho tiempo y nunca había conocido a alguien que pudiera llegar a merecer mis afectos de ese modo —dando un sorbo a su taza.

Se encontraban los dos solos, Shuri habia salido de la habitación por petición de la mayor hacia más o menos veinte minutos y él sabía lo que le diría la mujer, la menor se lo advirtió minutos antes de que entraran al salón, solo esperaba ser lo suficientemente convincente, después de todo la mujer no conocía su actuar así que suponía que no sería un problema, negó, no sabía cómo habia terminado aceptando ese juego dentro del juego, pero al escucharlo no pudo más que asentir en acuerdo, no quería verla tomada del brazo de otro hombre y fue por eso que no lo pensó demasiado al aceptar la propuesta que él le habia hecho.

Lo más difícil hasta ese momento habia sido estar en la misma habitación, en la misma cama que su Pequeña y no poder tomar sus labios con los suyos, no cuando debía fingir ser alguien que no era, y por un momento creyó que su farsa se iría al caño cuando le preguntó sin querer si creía que aquello estaba bien, pero al final pudo manejarlo, debía admitir que estaba celoso de lo confianzudos que eran el uno con el otro, aquello lo descubrió cuando ella sin reparos se acomodó a su lado y reposó su mano en su pecho, hizo una mueca al recordarlo, al menos agradecía que fuera él y no el "Idiota" con quien ella parecía tener la suficiente confianza como para no considerar una posible relación, como le dejó en claro al estar los dos solos, eso calmó su corazón, pero no por eso dejaba de sentir molestia.

Despejó sus pensamientos y miró a la mujer frente a él, tratando de poner atención a sus palabras, Shuri se parecía un poco a ella, al menos físicamente, habia sacado sus ojos, aquel café brillante que tanto le gustaba, sus pestañas y cejas, su nariz, el color de su piel ¿así se vería ella cuando creciera?, sonrió al imaginarla mayor, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de la mujer que lo miraba entre divertida e intrigada.

—Perdone su Majestad, ¿me decía? —se disculpó con una sonrisa.

—Le decía que, si le gustaría pasar una temporada aquí en Wakanda, estoy segura de que Shuri estará feliz con su presencia.

—Me encantaría su Majestad, me gusta estar con su hija y estoy seguro de que ella también —dijo con una sonrisa socarrona, tratando de que mordiera el anzuelo.

—Que intensiones tiene con mi hija Príncipe Loki —mientras ponía la taza en el plato con delicadeza.

¡Bingo!, pensó el ojiverde.

—Si debo ser sincero, estoy enamorado de su hija Majestad, nunca he amado a nadie así en mi vida, estoy dispuesto a todo por ganarme su bendición para nuestra unión, por supuesto, si ella me acepta —imitando las acciones de la mujer.

—Mi bendición ya la tiene Príncipe, y por mi hija no se preocupe, ella aceptara al pretendiente que yo elija para ella —con una sonrisa.

—Estoy muy alagado su Majestad —sintiendo la impotencia acumularse en sus nudillos—, le prometo que la tratare como el tesoro más valioso.

—Confió en su palabra, sé que cuidara bien de ella y espero que después de pasar unos días en nuestro reino se pueda dar la noticia de su unión, sé que es muy prematuro, pero no dudo que sus afectos alcanzaran a mi hija —levantándose de su lugar, yendo hacia los ventanales—. En nuestra nación una Reina necesita de un Rey digno que esté a su lado apoyándola en cada paso, Shuri aun es joven y el peso que ahora carga sobre sus hombros es demasiado —mirando los edificios—. Ella está enamorada de otro hombre, el Sargento Barnes —volviéndose a verlo y el solo pudo fingir sorpresa—, no se preocupe por él, hace unas horas ordené que pusiera fin a la relación y me aseguré de que así lo hiciera.