SHURI AND THE WHITE WOLF - EN EDICIÓN (COMPLETA)

17. CORRESPONDIDO

Sellaron sus labios en un casto beso, al hacerlo sintieron que el mundo se detuvo, solo eran ellos dos, ya no sentían las gotas escurriendo por sus cuerpos ni el frio viento calar sus huesos, solo sentían el contacto de sus labios y un calor creciente que se extendía de su corazón hacia todo su ser, ese era el momento que habían esperado toda su vida, ese contacto les hizo saber que habían nacido para estar juntos, sus almas habían clamado por ello desde hacía mucho y ahora por fin se hacía realidad.

Se separaron lentamente, cuando abrieron sus ojos la conexión del azul y café desbordo ese sentimiento que habían estado guardando por tanto tiempo y que ahora por fin era libre. Shuri sintió como se sonrojaba hasta la medula, ese pequeño beso la hizo sentir miles de cosas indescriptibles y cuando miró los ojos del Sargento supo que nunca podría amar a alguien más, él le sonrió y sintió sus piernas flaquear, estaba perdida, lo sabía, ¿Cómo solo con mirarla le hacía sentir tan expuesta?

Bucky no podía dejar de mirarla, era tan hermosa, sus bellos ojos cafés brillaban con todo el amor que le había profesado, ese amor que él en igual o mayor intensidad sentía por ella, ahora sabía que era correspondido, no conseguía creérselo, no después de guardar tanto tiempo en silencio su amor; le sonrió y percibió como todo el delicado cuerpo de su amada se estremecía, le encantó saber que fue por su causa, volvió a mirar sus labios, habían sido la cosa más dulce y suave que había probado en su vida, ansiaba poder volver a sentirlos, fundirlos con los suyos, pero no quería presionarla, así que como desde hacía mucho, tomó su mano y deposito un beso, le sonrió y dijo:

—Te amo Pequeña, no se desde cuándo, pero lo que si se es que cuando estoy contigo siento que todo está bien, que todo es bueno y que nada puede estar mal, porque cuando estoy contigo yo soy una mejor persona, tú me devolviste la memoria, me diste un hogar, y te agradeceré por ello todos los días que me resten de vida, porque con tu amistad incondicional y con tus hermosas sonrisas yo pude volver a sentirme parte del mundo, volvería a esperar más de setenta años con tal de volver a conocerte y poder estar a tu lado—mirándola con amor.

Shuri sentía como los ojos se le aguaban, no podía creer que el Sargento correspondiera a su amor, que la amara desde hace tanto y no se hubiera dado cuenta, ella que no creyó ser lo suficientemente valiente como para confesarse, ahora podía disfrutar de esa felicidad.

—Lo amo, usted es a quien yo he estado buscando toda mi vida y no lo sabía, lo amo desde que fui consciente de que solo con usted siento paz, desde que descubrí que solo con tenerlo a mi lado mi corazón se expande de felicidad, cuando con sus bellos ojos me mira y yo siento como si flotara, cuando me di cuenta de que con usted puedo ser solo yo o cuando me siento completa al estar en su compañía, agradezco el poder haberlo conocido, y volvería a esperar toda mi vida en soledad si con eso pudiera volver a ese momento en que lo conocí .

Ya no debían esconder sus sentimientos, pues ya lo habían dicho todo, ya no tenían necesidad de fingir no sentir todo lo que sentían.

Shuri deseaba volver a sentir todas aquellas cosas que experimentó al ser besada por el Exsoldado, sus cuerpos volvieron a acortar lentamente la distancia, sus frentes chocaron, cerraron los ojos, solo sintiendo el roce de sus narices y sus respiraciones mezclándose.

Debía decirle, debía decirle que no quería estar ni un minuto más sin ella, anhelaba pedirle que fuera su compañera, su soporte, deseaba llamarla suya, pero no sabía si era lo correcto, ella apenas era una niña a los ojos de los demás, y el un hombre mayor; paso sus mano por su mejilla y ahí la dejó, no quería perder su contacto, pero sabía que debían volver dentro a secarse, no quería que ella se resfriara, él podía soportar eso sin problemas, pero su Princesa no.