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Paulo

Me desperté al escuchar cómo sonaba la alarma que había programado en mi celular a las cinco de la madrugada, como yo no me movía porque el cansancio del cuerpo no me lo permitía, Sofía fue quién se quejó y le dio unos cuantos toques a la pantalla hasta que finalmente se apagó. Nos quedamos despiertos pero callados unos cuantos minutos y la anteriormente mencionada acarició mi pelo mientras susurraba mi nombre para que me levantará al mismo tiempo que con su mano libre prendía la lámpara de su lado.

— Cinco minutitos más.. —murmuré sin abrir los ojos.
— Dale Paulo. —dijo con voz de adormilada para después dejar dulces besos en mi cuello.— Si no te levantas después te van a hacer un interrogatorio allá.
— Que me lo hagan, me quiero quedar. —respondí aferrando mis manos en su cintura.
— ¿Seguro? —insistió, a lo que yo asentí mientras hacía un sonido extraño con mi garganta.

A ella no le importó mi respuesta puesto que segundos más tarde sentí un almohadazo en mi cara, provocandome dolor y haciendome quejar mientras abría los ojos. Me miró divertida, sus ojos estaban un poco "achinados" porque recién se despertaba y eso me causo gracia.

Susurró un "Dale, levantate" mientras acariciaba mi pelo y se quedaba sentada en la cama esperando a que yo hiciera lo que ella me pedía. Un poco desganado lo hice y me pusé las pantuflas, ella se paró a unos cuantos pasos de mi y rodeo mi cuello con sus brazos.

Antes de que pudiera decir algo, sus labios chocaron con los míos y me besó con intensidad mientras sus manos me acariciaban el pelo. Estuvimos así unos cuantos segundos hasta que ella se separó y me sonrió. Después de despedirnos, iba a bajar por su balcón pero ella se negó a dejarme hacer eso ya que era bastante peligroso si calzaba pantuflas. Me acompañó hasta la puerta de entrada de su casa y al abrir la misma, me dio un beso de despedida nuevamente.

Crucé la calle temblando por el frío y ahí me di cuenta de algo: no tenía llaves. No tenía opciones, iba a tener que volver a lo de Sofía. Crucé nuevamente la calle para subir hasta su balcón como pude y ahí le di unos golpecitos al vidrio de su ventana. Vi como segundos después corría la cortina y me hacía montoncito con la mano mientras sus ojos estaban chinitos, a lo que le indiqué con gestos que me abriera.

— ¿Qué te olvidaste? —preguntó tallandose los ojos.
— Nada, no agarré llaves.. —respondí provocando que me mirará con los ojos bien abiertos.
— ¿Y qué pensas hacer?
— Seguir durmiendo con vos. —dije sonriendo y abrazandola por la cintura.
— Paulo no, a mi mamá le da un infarto si te ve. —dijo mirandome cansada.
— Y pero si no me dejas dormir acá voy a tener que dormir en la calle.

Ella suspiró y asintió cansada, tomandome de la mano para hacernos acostar una vez más. Su cuarto estaba a oscuras pero podía ver su cara estar sobre mi pecho, sus ojos no tardaron en cerrarse y me di cuenta de que dormía con la boca un poco entreabierta, aunque no se le escapaba ningún ronquido.

A diferencia de ella, preferí no dormir para no tener que pasar por alguna situación incómoda con su mamá o algo así. Busqué mi celular en el bolsillo del pantalón que usaba como pijama y revisé las notificaciones que tenía el mismo.

Leí un "Buenos días gordito hermoso" de Antonella, nunca sabía como responder sin quedar como un tarado o una persona fría. Simplemente le di los buenos días y después entré al chat grupal de la Juve, los chicos que también estaban disfrutando de sus vacaciones ya estaban despiertos e hice explotar el grupo mandando una foto de Sofía durmiendo en mi pecho, se dieron cuenta al instante de que no se trataba de mi novia.

Quería reirme pero no podía, cada vez que se me escapaba una risita Sofía se movía en mis brazos y hacía sonidos extraños con su boca, a lo que yo le tenía que acariciar el pelo. Estuve con el celular unos minutos hasta que me aburrí, no era muy adicto a ese aparato y aparte me daba sueño ver como la anteriormente mencionada dormía en mis brazos plácidamente.

Me quedé mirando la pared del cuarto pensando en que mierda iba a hacer con mi vida, con mi relación mejor dicho. Antonella no era mala, siempre había sido una buena novia apesar de las críticas que le llovían, pero últimamente no me sentía emocionado por hablar con ella o pasar tiempo juntos. Me atrevo a decir que casi no la extrañaba y me daba igual pasar un día sin ella.

Volver a Córdoba después de un tiempo fue bueno, cambié mucho los aires y me relajé bastante. El único "problema" había sido cruzarme con Sofía, me hacía sentir tan tarado y me dejaba confundido cada vez que nos veíamos. No sé como explicar lo de los besos o el hecho de estar durmiendo juntos en su cama.

Mis pensamientos me cansaron un poco la mente y de repente mis ojos se cerraron, sintiendo como mi cuerpo se relajaba sobre la cama.

Un "¡Sofía!" me asustó, haciéndome sobresaltar en la cama y casi me muero de la vergüenza al ver a mi ex suegra parada en la puerta con las manos en su cintura.

Córdoba sin ti {Paulo Dybala} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora