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Sofía

El viernes por la noche me encontraba en Oncativo con una parte de la familia de Dolores, saldríamos después de la medianoche y ahí me tenían esperando a que mi amiga terminará de arreglarse. Romina y Alicia me sacaban charla mientras yo la esperaba en la cocina, sabía que tenía para rato así que respondía con simpatía a todo.

De un momento a otro vi una cabellera gris, no le presté mucha atención porque estaba de espaldas y creí que era alguien de la familia que no conocía. Me sorprendí bastante cuando Paulo se acercó para saludarme y al mirarlo me di cuenta de que el pelo gris era el de él, claramente esa catástrofe pasó cuando no estaba conmigo porque yo no lo hubiera dejado arriesgar tanto.

— ¿Te gusto que me miras tanto? —preguntó bajito para que solamente yo pudiera escucharlo.

Simplemente le sonreí, no sabía que responderle a eso sin dejar en evidencia que me encantaba frente a su familia. Unos cuantos segundos después apareció Dolores, mi amiga estaba re buena y no podía negarlo, a veces me deprimia al verla con tremendo cuerpazo.

Como siempre que salíamos, antes teníamos que hacer la previa y fue en ese momento cuando apareció Lautaro con los amigos de Paulo. No los conocía mucho, puesto que antes no solía juntarme con sus amigos y no salíamos tanto tampoco.

El peligris estaba sentado a mi derecha, por lo que en ocasiones me agarraba la mano por abajo de la mesa y las mismas quedaban cubiertas por el mantel. Él tomaba con sus amigos y me pasaba la jarra, pero claro estaba que yo no tomaba la misma cantidad que ellos. No me gustaba salir tan inconsciente, no tenía sentido no recordar lo bueno que pasaba en la noche. Aparte de que la última vez que tomé de más las cosas se fueron muy al extremo.

Cuando se hicieron la una de la mañana pasada salimos juntos en el auto de Andrés, amigo de Paulo, y nos pusimos en marcha rumbo al boliche. Todo iba perfecto, el tío de mi amiga iba en el asiento del copiloto y a mi me tocaba ir en el medio en los asientos de atrás, entre Dolores y Lautaro.

En un momento el auto hizo un movimiento extraño y Andrés le pegó al volante, quejándose de que se le había pinchado una rueda. Se tiró a la orilla de la autopista y prendió las valisas, Paulo se reía sin poder creerlo. Estaba tan tarado después de haber tomado, daba risa.

— Que sal, hermano. —dijo Paulo mientras filmaba con su celular.
— Para atrás pa. —respondió Andrés mientras intentaba comunicarse con algún servicio auxiliar.

Al final encontramos una solución y era que un familiar del amigo de Paulo nos prestaria el auto para seguir el recorrido mientras que la grúa se llevaba el auto al que se le había pinchado la rueda, estos chicos hacían cualquier cosa para no perderse una joda.

Esperamos unos minutos adentro del auto hasta que la salvación llegó y nos bajamos. Llegaron en dos autos para poder prestarnos uno y se acercaron a nosotros para saber más sobre lo que había pasado.

— ¡Me quiero ir a bailar, culiau! —gritó Paulo parandose a un costado del asfalto mientras hacía dedo.
— ¡Mostra la gamba, mostra la gamba! Ahí ta, dale dale. —lo alentó Andrés mientras el peligris estiraba la pierna y su amigo lo filmaba con su celular.
— ¡Payasos! —gritó Romina acercándose a nosotros.

Con Dolores estabamos tentadas, aunque nos moriamos de frío. Al parecer no había sido muy buena idea salir de minifalda y un top, pero nadie se hubiera imaginado que nos pasaría esto.

— ¡Sofía! Veni. —dijo Paulo llamandome.

Con un poco de vergüenza y sin saber que haría, me acerqué hasta dónde él estaba mientras sentía la mirada de algunos presentes sobre nosotros.

— Mostra la gamba a ver si para alguno. —murmuró mirandome con gracia.
— La van a confundir con una trabajadora. —comentó Lautaro haciendo reír a todos.
— Y a vos con un travesti. —rematé causando lo mismo en todos, hasta Romina se reía.

El frío nos estaba matando al estar en una zona tan descampada y yo me frotaba los brazos con mis manos, hasta me había hecho doler el estómago.

— ¿Tenés frío? —preguntó Paulo.
— Un poco. —respondí.

Sin siquiera pedirselo, él se sacó la campera de jean que tenía puesta y se paró atrás mío para ayudar a ponermela. Al terminar dicha acción, me abrazó por los hombros y frotó sus manos contra mis brazos. Cuando me giré un poco pude ver como Dolores nos miraba atónita y al reaccionar me hizo gestos de que tenía que contarle muchas cosas. Ni yo podía creer lo que Paulo estaba haciendo.

El anteriormente nombrado me dejó un beso en la frente y se separó lentamente de mi cuando llegó la grúa, yéndose hasta dónde estaba Andrés.

Después de haber hablado con la persona que llevaría el auto y la otra que se haría cargo del mismo, subimos al auto del familiar de Andrés cómo estabamos antes. Paulo seguía grabando estupideces con su celular y haciendo reír a su amigo, quién manejaba entre carcajadas.

Finalmente unos minutos después llegamos al boliche y estacionamos dónde pudimos, para acto seguido bajar del auto y sentir nuevamente el frío. Con Dolores entramos al boliche gratis y sin hacer fila, por lo que tuvimos que esperar hasta que los de seguridad dejarán pasar a los chicos.

Paulo apenas me vio me abrazó por la cintura y cruzamos juntos la multitud de gente que había en aquel lugar hasta lograr subir al vip. Ya ahí me saqué la campera de Paulo y él se le pusó, al parecer se había muerto de frío por mi culpa.

A eso de las cuatro de la madrugada nos encontrabamos bailando entre la gente, sintiendo un calor increíble por el hecho de haber estado tomando. El ojiverde me robó unos cuantos besos que habían dejado a sus sobrinos y amigos asombrados, ninguno de ellos tenían idea de lo que pasaba entre nosotros hasta ese momento.

— Te quiero, en serio.. te quiero mucho. —confesó ebrio mientras me agarraba de la cintura.
— Yo más. —respondí sintiendome en mis cinco sentidos, mucho mejor que Paulo estaba.
— Blanquiemos lo nuestro. —dijo haciéndome reír.
— Te van a matar, deja de hablar estupideces.
— Quiero estar con vos. —murmuró con los ojitos tristes, el alcohol le pegaba mucho.
— Bueno.. en algún momento. —dije haciéndolo sonreír.

Ya sabía que al final de mi noche terminaría cuidandolo como un bebé.

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Paso a contarles que estuve a
esto )( de conocer a Paulo hoy pero no se me dio, lo único que me queda por decir es "Que sal, hermano"

Córdoba sin ti {Paulo Dybala} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora