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Paulo
Turín, Italia

Después de haber sido participe de uno de los amistosos con la selección, había vuelto a Europa y esperaba poder descansar un poco antes de que tuviera qur retomar las canchas nuevamente.

Al abrir la puerta del departamento escuché voces en el living y segundos después, vi a Sofía acercarse hasta mi. Tenía puesta la camiseta de la selección con el dorsal número veintiuno y en cuanto me vio, practicamente corrió hasta estar en mis brazos.

Dejé las valijas en el suelo y la agarré de los muslos para cargarla, obligandola a rodear mi cintura con sus piernas. No tardó ni dos segundos en llenarme de besos.

— ¿Me extrañaste? —pregunté y ella asintió repetidas veces con su cabeza en respuesta.

Riendo la bajé de mis brazos y la seguí hasta living, dónde me topé con su representante a quién saludé al instante. No me esperaba verlo en el departamento, fue algo sorpresivo y me sentí un poco paranoico al pensar estupideces.

Ellos estaban trabajando, así que me fui hasta el cuarto con mis valijas y me puse a acomodar la ropa mientras pensaba en las posibilidades de que Sofía me engañara con ese pejelagarto. No era que me caía mal ni nada (o sí.. un poco) pero ese hombre no me daba mucha confianza que digamos y encima tenía cara de pedófilo recién salido de la cárcel.

Minutos más tarde, mi novia entró al cuarto abrazandome por la espalda y dandome el susto de mi vida. Lo que me hizo suponer que ahora estabamos completamente solos.

— ¿Que hace el novio más hermoso del mundo? —preguntó haciéndome sonreír.
— No sé quién será ese fachero. —respondí para después escuchar su risita atrás mío.
— ¿Y que hicieron estos días? —preguntó sentandose en la punta de nuestra cama.
— Jugamos a las bolitas, me gané cinco y perdí dos. —respondí con ironía, ganandome un bufido de su parte.
— Ahora te vas a quedar sin dos bolitas más por responder con viveza. —digo cruzandose de brazos y haciéndome reír.

Metí una remera en el placard y al terminar aquella acción, me agaché hasta la altura de Sofía para dejarle un sonoro beso en la mejilla. Ella al principio se movió enojada pero después cedió riendo y acercándose para darme un beso en los labios.

— Entrenamos, fuimos al Times Square, nos sacamos fotos con unos americanos que nos cruzaban y Bustos se tiró un pedo en el micro. —conté haciéndola reír con lo último.— Después jugué alto doparti.
— Te vi, la camiseta de Colombia te quedaba bien.. —murmuró acariciando mi mejilla con su mano.— Pero sabes que me gusta más verte sin remera.

Le sonreí con picardía segundos antes de besarla con intensidad, provocando que su cuerpo se fuera para atrás y quedará recostada sobre el colchón. Justo cuando mis labios iban a atacar su cuello, alguien tocó el timbre y me quejé haciendo reír a la castaña.

Unos cuantos besos más y ella se levantó de la cama acalorada, haciendo su camino hasta el teléfono del piso. Por mi parte, me quedé en el cuarto revisando algunas notificaciones en mi celular y respondí los mensajes que tenía de los grupos de amigos.

Escuché la voz de Dolores y salí como un rayo del cuarto.

— Tiiiiio. —dijo al verme y la abracé con dulzura, levantandola del piso.— ¡Bajame tarado!

La dejé en el piso y en ese momento Snow corrió hacía ella, empezando a ladrarle como si fuera una asesina serial. Mi sobrina se quedaba quieta en su lugar con miedo y yo reía, ganandome manotazos de su parte.

Cuando se hicieron pasadas las seis de la tarde, Sofía tenía que irse al estudio de grabación para encontrarse con su manager y me invitó para que pudiera estar a su lado. Obviamente acepté, mucho más sabiendo que estaría con el pejelagarto que irradiaba desconfianza. Así que después de haber dejado a Dolores en lo de mi mamá, partimos para la dirección que mi novia me indicaba y unos minutos más tarde ya habíamos llegado a nuestro destino.

Manuel, el representante, nos esperaba afuera y al vernos nos indicó que entraramos. Sofía traía una mochila en sus hombros y la dejó sobre el sillón que estaba fuera de cabina de grabación, lugar dónde yo me quedé lo más pancho mientras ella hablaba con el productor.

Cuando finalmente comenzó a grabar, me tiró un beso a la distancia y yo le guiñé el ojo haciéndola reír.

"Amor mío, si pudieras, si pudieras comprender. Para mi eres diferente, yo una más entre la gente" cantó repetidas veces hasta que la persona que se encargaba de la consola de sonido le indicaba que ya estaba.

Su representante entró a la cabina, indicandole cosas que obviamente no pude escuchar y no dejé de mirarlo ni un segundo. Sofía asintió sonriendole y él salió de la misma forma para después palmear la espalda del productor con confianza.

Sofía empezó a grabar una vez más, pero yo pude enfocarme solamente en Manuel, quién le susurraba cosas al oído al productor y seguido de esto reía.

Bastó escuchar un "me lo va a agradecer de rodillas y los ojos blancos" para que me levantará del sillón, enfrentandolo. Lo empujé por la espalda y eso sorprendio a mi novia, quién salió de la cabina al instante.

— ¡Paulo! —gritó ella cuando vio que mi mano estaba en el cuello de su mánager.— ¿Qué haces? ¿Estás loco?
— Estaba hablando cosas horribles de vos.. —respondí sin mirarla.
— Es mi mánager, soltalo. —suplicó.

Lo solté solamente porque no quería preocupar a Sofía, pero si hubiera sido por mi, ya estaría en el piso moliendolo a piñas.

La anteriormente nombrada me sacó del estudio, tironeandome del brazo y obligandome a salir de aquel pequeño cuarto. Me miró esperando una explicación, a lo que yo empecé a hablar con toda la rabia del mundo.

— Dijo que se lo ibas a agradecer de rodillas y con los ojos blancos.
— ¿Qué? ¿No habrás escuchado mal? —preguntó confundida.
— Lo escuché clarito. —respondí con seriedad.

Ella pasó sus manos por su pelo sin poder creer lo que había pasado y segundos después salió el acusado, tratando de acercarse a ella.

— Te acercas un centímetro y te parto la cara. —amenacé, provocando que él se alejara al instante.— Agarra tus cosas, Sofía.
— Paulo.. —intentó calmarme.
— Puedo encontrar a alguien mejor que este pelotudo. —respondí.

Ella asintió con cierta vergüenza y se fue a buscar sus cosas, dejándonos solos.

— Le estás cagando la carrera. —dijo haciéndome reír irónicamente.
— No hables porque te juro que te bajo todos los dientes.

Sofía apareció con su mochila en los hombros, razón por la cual no dijimos más nada y nosotros nos fuimos de aquel lugar. Había estado bien desconfiar de ese tipo.

{Para las mentes sanas, "de rodillas y con los ojos blancos" hace referencia al sexo oral}

Córdoba sin ti {Paulo Dybala} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora