Sofía
El domingo después de haber cenado algo, nos tocaba volver para Córdoba porque ya el lunes yo tenía que cursar y no podía postergarlo. Entonces ahí me tenían, subiendo a un avión privado como si eso fuese totalmente normal para mi y dejando los bolsos en dónde Paulo había dejado los suyos tirados anteriormente.
Sufría todo el viaje, sí, pero las peores partes eran el despegue y el aterrizaje. Cerraba los ojos y le agarraba la mano con fuerza, sacando todos los miedos mientras escuchaba su risita invadir aquella cabina. Una vez ya en el aire me calmaba un poco, mirándolo y distrayendome con lo que me contaba cosas que había disfrutado de nuestro viaje.
Había dejado mi celular en la mochila que dejé tirada apenas subí al avión pero no me animé a levantarme, me ponía nerviosa de solo ver a Paulo hacer aquello. Al parecer era bastante obvio lo que me pasaba y él me miró con una sonrisa para después hablarme.
— ¿Qué pasa? —preguntó jugando con mis dedos mientras me agarraba de la mano.
— Me olvidé el celular en esa mochila. —respondí señalandole.
— Y anda a buscarla. —dijo ganandose una fea mirada de mi parte.— Sos una cagona, gorda.
— Cagona será la otra. —le seguí.
— También. —respondió con gracia, a lo que yo le di un manotazo en el brazo.Para demostrarle que se equivocaba, me levanté de mi asiento agarrandome de todo lo que tenía cerca y caminé hasta dónde estaba la mochila para agarrarla. Busqué mi celular en el bolsillo delantero mientras escuchaba la risa de Paulo atrás mío y me di la vuelta, mirandolo con los ojos entrecerrados.
— ¡Yo nunca pensé que podría hacer esto sola pero ahora estoy caminando en el medio de la nadaaaaa! —canté señalando a Paulo mientras él reía.
— Te felicito. —dijo él mirándome.
— ¡It's so cold with nobody to hold meee! You're so wrong for leaving when you told me, ¡You would never leave me by myself out in the middle of nowheeeeere! —seguí gritando mientras bailaba y agitaba mi pelo como tarada.
— Ah ¿en inglés también? Selena Gomez un poroto. —murmuró riendo mientras me miraba.— Veni, te extraño.Me acerqué riendo por lo que me decía y me senté a su lado nuevamente, ya con mi celular en mano. Paulo no tardó mucho en quedarse dormido después de que le haya estado acariciando el pelo, por lo que lo tenía apoyado sobre uno de mis hombros y yo trataba de no moverme mucho para no despertarlo. Mientras tanto a mi se me hacía imposible dormir.
Pensé en todo lo que había pasado en tan poco tiempo, en menos de un mes volví a sentir cosas por la persona con la que había estado cuando era una adolescente y había jurado no volver a dirigirle la palabra. Él dejó a su novia por mi y era algo que todavía no podía asimilar, así como tampoco podía creer que habíamos estado en Grecia juntos como en una luna de miel.
También pensé en todo lo que cambiaría después de que tuvieramos que distanciarnos por un largo tiempo, por más que quisiese irme con él, yo no podía hacer eso y me sentía mal.
Lo vi dormir en mi hombro y sentí las típicas mariposas que solía sentir cada vez que nos besabamos, me sentía como una nena enamorada por primera vez. Y sí, él había sido mi primer y único amor. Yo no era una persona a la que le interesara buscar constantemente tener algo con alguien, vivía para estudiar y soñar miles de cosas. Sin decir que después de que Paulo se fue, no quería volver a sufrir y por mucho tiempo pensé en que todas mis relaciones llegarían a fracasar por no haberlo superado al cien por ciento.
Muchas personas creían que Paulo era un adulto completamente serio, pero con sólo mirarle la carita de dormido sabía que estaban equivocados. Era un nene, lo era mucho más cuando estabamos juntos y encajabamos a la perfección. Me encantaba el hecho de que nunca hubiese cambiado, seguía siendo el mismo chico que pasaba a buscarme en su bicicleta y me llevaba a tomar un helado a unas cuantas cuadras de nuestras casas.
Paulo se removió en mi hombro, haciéndome girar para encontrarme con sus ojitos verdes mirándome sin expresión alguna.
— ¿Qué? —pregunté confundida.
— Sos hermosa. —respondió con la voz ronca sin despegar la mirada de mi, haciéndome poner roja al instante.— Veni.Palmeó sus piernas y yo lo miré pensando en que me estaba jodiendo, pero claramente demostraba que hablaba en serio. Me levanté con cuidado de mi asiento para sentarme sobre sus piernas, a lo que él dejó las mías a un costado y apoyadas en el asiento dónde yo había estado sentada antes. Sus brazos se aferraron a mi cintura y yo me acurruqué en su pecho, siendo completamente feliz en aquella posición.
Siempre era cariñoso, pero estaba siendo completamente exagerado en ese momento y me sorprendió bastante. Segundos después me confesó algo que me hizo entender su comportamiento:
— Te voy a extrañar.
Estaba claro que yo también lo haría y quise llorar al pensar en eso, cerré los ojos sintiendo su mano acariciar mi espalda con dulzura.
— Yo también, muchísimo. —respondí en un susurro.
Su mentón se apoyó en mi cabeza y sus labios me dejaron un beso en mi coronilla, haciéndome suspirar.
Cuando te amaba, Paulo.
ESTÁS LEYENDO
Córdoba sin ti {Paulo Dybala}
Romance❝Y no es lo mismo Córdoba sin ti, veo en sus calles la tristeza que hay en mi. Y no encontrarte me parece una traición a mi ternura y a mi pobre corazón. ❞