Sofía
Córdoba, ArgentinaAl bajarme del avión sabía que Romina estaría esperándome, por lo que intenté llegar hasta ella lo más rápido que pude. La vi a lo lejos entre la gente, notando que estaba acompañada por Lautaro y yo llegaba en compañía de Dolores.
— Hola enana. —murmuró Lautaro abrazandome por los hombros y dejando un beso en mi frente.
— Hola tarado. —respondí en voz baja.Al separarnos saludé a su mamá y después de eso empezamos a caminar rumbo al estacionamiento, dónde estaba la camioneta de Romina. Me senté en el asiento de atrás con Lautaro y Dolores, quedando entre medio de los dos.
Durante el viaje nadie dijo nada sobre lo que había pasado, supuse que no querían hacerme sentir mal nuevamente, aunque era un dolor constante. Era cómo si tuviera un cuchillo clavado en el pecho permanentemente.
Lautaro me abrazó todo el camino, acercándome a su pecho y acariciando mi espalda con sus dedos.
Eramos muy buenos amigos, desde que Paulo había vuelto a mi vida él entendió que lo nuestro nunca iba a ser más que una amistad. Yo lo quería, lo quería como un hermano. Lo quería como la quería a Dolores.
Después de unos cuantos minutos, finalmente llegamos hasta la casa de mis padres y me bajé acompañada por mi amiga. Vivíamos enfrente pero ella quería estar conmigo, decía que no quería dejarme sola ni un segundo.
Lo primero que hice fue buscar a mi mamá, pero aparentemente ella no estaba ahí y la morocha me explicó:
— Le dijo a mi mamá que se quedaría con él hasta que lo llevarán a la sala velatoria. —murmuró atrás mío, a lo que asentí.
Subi las escaleras con las piernas temblando, pensando en muchísimas cosas. Lo peor fue cruzar por la puerta del cuarto de mis padres, todo estaba perfectamente ordenado y desde afuera pude ver el saco de mi papá colgado en el perchero. Si no hubiese sido porque Dolores estaba ahí, seguramente entraba.
Entré a mi cuarto, abriendo la valija y sacando unas prendas de ropa. Elegí lo que me pondría, sin pensarlo mucho porque me daba igual cómo me viera en ese momento. Estaba de noche, así que busqué un abrigo para no sufrir la baja temperatura.
— ¿Ya estás lista? —preguntó Dolores desde el marco de la puerta.
Quería responderle que no, pero claramente mi respuesta fue un "sí".
Salimos de mi casa y Romina nos estaba esperando en el auto, nuevamente me senté en el asiento de atrás con mis amigos. A comparación de antes, ya no estaba tan tranquila y sentía miedo de cómo podría llegar a reaccionar al ver a mi papá en un cajón. Todavía no caía en la situación.
Juro que cuando llegamos no quería bajarme del auto, me negaba a todo esto. Lautaro, una vez más, fue quién me mantuvo en pie mientras toda mi familia me saludaba y daba el pésame.
Poco a poco nos iba adentrando a aquella sala, la cuál estaba repleta de conocidos y algunos compañeros de trabajo de mi papá. Todos me miraban con lástima, todos estaban preocupados por mi e intentaban "hacerme sentir mejor" preguntándome sobre mi embarazo. Pero también era un tema complicado, tenía que pasar el cuarto mes para poder hacerme ilusiones.
Lautaro y Dolores me acompañaron hasta el cajón, quedándose a unos pocos metros de mi. Claro está que apenas le vi la cara pálida a mi papá el llanto fue instantáneo y tuvieron que sacarme de ahí porque sentía que iba a desmayarme en cualquier momento.
— ¿Querés agua? —preguntó Lautaro, a lo que asentí sin poder hablar.— Ahí te traigo.
Mientras Lautaro se iba a buscar agua, Dolores se quedaba afuera conmigo y me hacía compañía aunque yo la ignoraba sin querer, estaba desconectada de todo.
Mi celular vibró en el bolsillo de mi campera y lo saqué encontrandome con muchísimas notificaciones sin abrir, una de ellas de mensajes de Paulo.
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Amor 🐥🖤
Esto pasa cuando no estás
20:03Jajajjsjsjsjj sos tan hermoso
20:04Vos sos hermosa
20:06Te extraño
20:06Yo más, no te imaginas la falta que me haces
20:07😔
20:07Hasta cuando te quedas allá?
20:08Todavía no sé
20:08Cuando puedas hablar te llamó
20:10Me voy a dormir, te amo
20:10Y pensá que me tenés a mi dónde sea que estés y nunca te voy a dejar sola ❤
20:11----------
Lautaro apareció con un vaso descartable que contenía agua y unos sándwiches de miga de los cuáles él estaba devorando. Reí al ver como sus labios tenían algunos restos de comida y él imitó mi acción, haciéndome sentir mejor unos segundos.
Me dio el vaso con agua y mientras yo tomaba del mismo, Dolores habló:
— ¿Dónde está Ana ahora? ¿Ves? Por eso yo tengo que ser la madrina de Xión. —murmuró haciéndome reír.
— Lo voy a tener en cuenta. —respondí mirándola.
— ¿Y quién va a ser el padrino? —preguntó Lautaro.
— No sé, todavía no lo pensé. Pero supongo que algún amigo de Paulo. —dije y él bufó.
— Si le ponen dos padrinos acá estoy. —dijo haciéndonos reír.Seguido de esto me abrazó por los hombros, frotando mi brazo con una de sus manos y dándome calor al sentir un poco de frío. Me sentí mejor hasta que vi a mi mamá salir llorando y siendo consolada por mi prima Florencia.
Al verme se acercó limpiandose las lagrimas y Lautaro se separó de mi para que yo pudiera abrazar a mi mamá, quién volvió a llorar en mi hombro. Traté de no ponerme mal nuevamente, quería poder calmarla y no angustiarla más.
— Mi nena hermosa. —murmuró separándose y dejando sus manos sobre mis mejillas.— ¿Cómo están?
— Bien. —respondí mientras ella miraba mi vientre. No era momento para decirle el riesgo del embarazo.
— ¿Y el papá? —volvió a preguntar.
— Hermoso como siempre. —respondí haciéndola reír entre lágrimas.
— Cuidalo, cuidalo mucho. Las personas no son eternas y Paulo parece ser una muy buena persona. —habló, a lo que yo asentí.Ella tenía razón.
Apenas tuve tiempo para estar sola y alejada de todos, llamé a Paulo. Él estaba durmiendo pero yo realmente no tenía cabeza para darme cuenta de ese pequeño detalle, aún así atendió.
— Hola mi amor ¿Qué pas..
— ¿Te casarias conmigo? —interrumpí preguntándole.
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Córdoba sin ti {Paulo Dybala}
Romance❝Y no es lo mismo Córdoba sin ti, veo en sus calles la tristeza que hay en mi. Y no encontrarte me parece una traición a mi ternura y a mi pobre corazón. ❞