Equipo 10.

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Todos mis compañeros de clase estaban nerviosos aquel día, por fin sabríamos quien se ocuparía de entrenarnos y quienes serían nuestros compañeros. Nos habían reunido a todos en la misma aula y los distintos profesores vendrían a por sus respectivos alumnos.

El primer grupo que se formó fue el 2. Su maestra era una chica de mediana edad rubia de pelo corto. Su semblante parecía inexpresivo y cuando intentaba sonreír realmente daba miedo. Por un momento me alegré de no ser de ese equipo, pero después pensé en que otro ser me podría tocar a mí.

El siguiente grupo en formarse fue el 8, ahí se reunieron los chicos que siempre se reían de mí. Su maestro era un hombre algo mayor, de semblante serio pero honesto. Parecía muy duro y rígido, pero por ahora, era el único que me había dado buenas sensaciones.

Tras una hora de larga espera, ya solo quedábamos 9 personas, por lo que aún faltaban por formarse tres grupos. Hace ya rato que deberían haberse presentado. Suspiré y me quedé mirando por la ventana. Un chillido me distrajo de mis pensamientos. Una chica de pelo moreno claro señalaba hacia donde yo había estado "mirando" momentos antes. Desde esa ventana no se veía ni el patio ni el cielo azul que debería haber, en su lugar, algo viscoso y marrón lo ocupaba todo. La ventana de al lado se abrió de repente y un hombre algo mayor de pelo blanco y pintas extravagantes entró por ella. Intentó hacer una pose triunfal, pero se tropezó con una de sus sandalias rojas y maldijo en voz baja pero lo suficientemente alta para que no pasase desapercibida a alguien que no conocíamos.

-Buenos días, soy el extraordinario Jiraiya, sabio de los sapos, escritos de las novelas más famosas y una larga lista de cosas increíbles que no os diré para no aburriros.

Paseó su mirada por todos nosotros, en especial por las chicas, para acto seguido sacar un pequeño papel arrugado. Se aclaró la garganta y nombró a su equipo. El 7. Minato sería uno de sus alumnos. Se reunió con sus otros dos compañeros y salió con una sonrisa en la boca, mirando hacia nadie en particular. Ese Jiraiya parecía un tipo interesante, y otra vez, no era mi maestro. Tras unos agobiantes diez minutos, una joven de pelo morado atravesó la puerta a paso rápido.

-Perdonad la tardanza. –carraspeó un poco, se la notaba agobiada. –Soy Kimi Nashida. Soy la líder del grupo 10. –buscó entre sus bolsillos algo, que no encontró. Cada vez se la notaba más nerviosa. –Creo que he perdido la lista con los nombres, pero tengo buena memoria. Los integrantes de este grupo son Mikoto Uchiha, Mebuki Haruno y...

Dejó las palabras en el aire. Miraba hacia arriba esperando un tipo de inspiración divina que parecía no llegar nunca. Suspiró y se rascó la cabeza. Justo en ese momento se le iluminó la mirada y pronunció mi apellido. Bajé pesarosa a donde se encontraban las demás. Nos había ido a tocar la maestra más despistada e infantil. Al menos, después de eso nos invitó a comer, para conocernos algo mejor y establecer un punto de reunión para mañana y empezar a entrenar.

Me sorprendió mucho que a Mikoto a mí nos pusiesen en el mismo equipo, era una gran casualidad que unos días antes hubiésemos hablado y ahora nos pusiesen en el mismo grupo. En parte me alegraba, al menos conocía a alguien. La otra chica, Mebuki, era la que había gritado cuando Jiraiya entró. Era tan infantil como nuestra maestra y rápidamente congeniaron. A pesar de todo, parecía un buen equipo, Mikoto era de las mejores de la clase y Mebuki...no era mala.

Nada más llegar a mi cama, caí en un sueño profundo, el día de hoy había sido agotador.

KushinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora