Naruto

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-¿De verdad crees que estará de acuerdo?- preguntó Minato enredando sus manos en mi pelo.

-Estoy segura de que le gustará.

Apoyé mi frente en la suya, mientras sus cálidos dedos recorrían mi nuca despacio. Sonreí ante aquel gesto tan íntimo y le besé suavemente.

-Debería seguir con la comida- comenté.

Él estaría a punto de llegar. Minato asintió despacio, con una sonrisa. Verle tan risueño tan feliz hacía que mi corazón se acelerase y que me sintiese de nuevo como una adolescente enamorada. Su mano seguía enroscada a mi cabello y sus ojos claros me miraban tan fijamente que no pude evitar sonrojarme.

-Anda, tira –dije empujándolo suavemente.

-Sus deseos son órdenes, señorita.

Su reverencia, mientras besaba tiernamente mi mano, me hizo suspirar. Minato se fue al comedor a preparar las cosas mientras yo le echaba un ojo a la comida. Quince minutos más tarde, la puerta sonó.

-Ya voy yo- grité mientras me secaba las manos.

La comida ya estaba casi lista, esperaba que Minato hubiese recogido un poco el desastre del comedor.

-Buenos días- sonreí al hombre que esperaba en el umbral.

-Kushina, estás tan guapa como siempre- su voz ronca se instaló en mis oídos. Hacía tantísimo que no le veía...

-Pasa, pasa, no te quedes ahí en la puerta, ya sabes. Minato está en el comedor.

Sonrió ante mi nerviosismo y entró. Yo me dirigí de nuevo a la cocina, quería tenerlo todo terminado antes de poder relajarme, no sea que la comida acabase en un disgusto. Sus voces y risas resonaban por la casa. Sonreí nostálgica. Aparté las cosas del fuego, ya estaba todo preparado para la comida, por lo que me dirigí al comedor, donde Minato ya habría explicado el motivo de la invitación a su maestro.

-Asique he estado pensando...Realmente espero que mi hijo pueda convertirse en un ninja como el personaje de este libro- la voz de Minato sonaba confiada y segura, pero en su interlocutor se había hecho el silencio. Ya me estaba imaginando la cara de asombro que tendría Jiraiya.

-Es por eso que quiero pedir su permiso para llamar a mi hijo como él- continuó.

-¿Estás seguro?- su voz denotaba total incredulidad-Es solo un nombre que se me ocurrió mientras comía ramen.

-Naruto... Es un hermoso nombre- dije apoyándome en el marco de la puerta.

-Espera, ¿eso me hace su padrino?- un deje de orgullo se instaló en su voz.- ¿Estás seguro?

-Tú eres mi maestro- Minato sonreía- y eres un ninja que posee un gran talento. No hay otro como tú- Jiraiya aguantaba los cumplidos como podía- Sería un grandísimo honor.

-Si me lo pedís así, no hay forma de que pueda negarme- rió escandalosamente.

Revolví el cabello de Minato, ahora mismo debía sentirse eufórico.

-¿Tenéis hambre?

KushinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora