Toma de contacto.

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El despertador sonó a las 7 de la mañana. Lo apagué como pude, sin salir de la cama y me quedé unos cinco minutos ahí tirada. Tenía tiempo de sobra, por lo que no me importaba remolonear en la cama un ratito. Tras mi momento de reflexionar en la cama, me cambié, también tomando mi tiempo y bajé a comer algo. No había nadie despierto, así que me comí las sobras de ayer en silencio para no despertar a mi madre. Cuando volví ayer, ellos aún no se habían ido a dormir. Estaban encerrados en su cuarto, hablando. Sus susurros se colaban en mi cuarto, pero no lo suficientemente audibles como para poder entenderlos. Aun así, no parecía que tuviesen una conversación agradable.

El campo de entrenamiento en el que habíamos quedado se encontraba muy cerca de mi casa, por lo que en más o menos diez minutos ya me encontraba allí. Para mi sorpresa, tanto Mikoto como Kimi se encontraban charlando en lo alto de un tocón. Ambas me saludaron cuando llegué y esperamos a que llegase Mebuki.

Tras una larga espera de al menos media hora, Mebuki apareció corriendo. Llevaba en sus manos una gran bolsa con comida.

-Siento llegar tarde –decía mientras se alisaba su traje.- he hecho comida para todos.

Tras esto, sonrió ampliamente y se sentó a esperar órdenes a mi lado como si no hubiese pasado nada. La mirada de la maestra pasó de un ligero cabreo a una paz interior en cuanto divisó la bolsa de la comida. Se colocó frente a nosotras dispuesta a explicarnos la tarea de hoy.

-Muy bien, el otro día ya nos estuvimos presentando, así que no me andaré con más rodeos –se cruzó de brazos.- hoy ya empezaremos con la práctica. Antes de eso, ¿alguna de vosotras sabe cuál es una de las "virtudes" que deberían tener todos los ninjas?

-¡Fuerza y valor! –Mebuki había saltado hacia delante con el puño mirando al cielo mientras decía eso. La cara de la maestra era todo un poema y Mikoto la miraba divertida. Yo no podía para de reír por la situación.

-Eso está muy bien, pero no es a lo que me refería.

-Confianza y lealtad –la voz segura de Mikoto se abrió paso entre mis risas y los suspiros de la maestra.

-Casi, Mikoto, aunque eso también es importante. Lo más importante para un ninja es el trabajo en equipo y las ganas de proteger a sus seres queridos. Esa es la voluntad de fuego que nos gusta transmitir aquí en Konoha. Por lo tanto, la práctica de hoy estará relacionada con eso. Vuestra tarea consistirá en derrotarnos tanto a mi clon como a mí misma.

Tras decirnos eso, hizo una copia exacta de sí misma y se colocó en posición de defensa con uno, y de ataque con otra. En cambio, nosotras nos pusimos en una formación algo pésima en forma de triángulo. A la cabeza estaba Mikoto y Mebuki y yo nos encontrábamos algo más atrás.

Fuimos primero a por la maestra, pero en cuanto lográbamos acercarnos un poco, su copia se interponía, haciendo que nos resultase muy difícil acercarnos a ella. Tras varios intentos fallidos de ataque, Mikoto nos reagrupó. Toda ilusionada nos dijo que había encontrado la forma de acabar con ella. Escuchamos atentas su plan a una distancia prudencial de la maestra. Ambas dimos el sí a la operación y nos dirigimos a la espesura del bosque. La maestra no tuvo más remedio que seguirnos.

El plan que Mikoto había pensado en unas décimas de segundo surgió efecto. Cada una hizo una copia de sí misma, reemplazándonos. Mientras nosotras esperábamos escondidas entre la maleza el momento perfecto, ellas servían de cebo. La maestra picó y en un momento de despiste, conseguimos tumbarla.

-Guau, estoy impresionada con vosotras. Tenéis mucha capacidad de coordinación y trabajo en equipo. ¡Enhorabuena!

Tocó nuestras cabezas con cariño y se despidió de nosotras.

KushinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora