Los días se sucedieron rápidamente. En aquel estado de paz me avergonzaba pensar de vez en cuando que me aburría enormemente. Las visitas a la médica comenzaron a ser frecuentes. Necesitaba mucha estabilidad y cuidados, por lo que Kakashi se convirtió en mi guardaespaldas durante los meses de embrazo.
Tener al Kyubi dentro era bastante peligroso, en el momento del parto, el sello se debilitaría, y cualquier enemigo podría hacerse con él, por lo que no había podido contar a nadie la noticia, pero me moría de ganas de hacerlo.
Los meses se pasaron en una lenta agonía de descansar del descanso. Minato seguía muy atareado con su trabajo, y aunque trataba de pasar el mayor tiempo conmigo, muchas veces no era compatible.
-¿Qué te parece si damos una vuelta los dos juntos por la aldea?- rompió el silencio Minato mientras acariciaba mi cabello.
-¡Sí!- exclamé contenta.
Últimamente solo salía a hacer recados cortos, un paseo al lado de Minato sería de lo mejor que me pasaría en semanas. Me cambié para salir, el vestido verde, algo suelto, que ahora se marcaba a mi barriga. Dentro de poco sería difícil esconder mi embarazo.
Kakashi nos esperaba en la puerta, en su puesto de vigía constante. Él era uno de los pocos que conocía la noticia, y se esmeraba mucho en protegerme de cualquier tipo de peligro. Era un muchacho adorable.
El calor aún no era asfixiante, de hecho, agradecía ese calorcito que me templaba las mejillas. La mano cálida de Minato sujetaba con firmeza la mía mientras andábamos a paso tranquilo.
-No. No puede ser- dije parándome en seco.
La mano de Minato se separó de la mía por lo abrupto de mi acción. Minato se giró en mi dirección, con una de sus cejas alzadas.
-Kushina, qu...
-No puede ser-volví a repetir, cortando a Minato, mientras andaba a paso rápido al otro lado de la calle.
Minato me llamó, perplejo.
-¡Es un bebé!-exclamé-bueno, otro bebé-puntualicé.
Mikoto sonrió ante mi saludo. Cargaba un bebé en brazos de aspecto tierno, con unas mejillas sonrosadas y un aspecto de total calma en su rostro.
-¡No me habías dicho nada!- la acusé con un dedo mientras intentaba enfurruñarme.
-Anda ya, te dijimos que queríamos ir a por otro.
La risa cantarina de Mikoto despertó al bebé, que abrió sus grandes ojos oscuros.
-Es tan bonita...-susurré.
El bebé hizo un leve mohín, arrugando sus cejitas y sacando un poco su labio inferior. Parecía que de un momento a otro iba a ponerse a llorar. Acaricié su suave mejilla con el dorso de la mano, ensimismada.
-Es un niño, hemos decidido llamarle Sasuke.
-Oh, un niño-dije algo avergonzada- genial.
Mikoto jugueteó con la manita de su nuevo bebé, mientras este le miraba absorto.
-¿Sabes qué?-dije acercándome a su oído, en tono confidencial.
Puse una sonrisa pícara mientras Mikoto se acercaba más a mí, sonriendo cómplice ante mi gesto.
-Yo también estoy embarazada, ya sabes-dije en voz bajita.
Mikoto gritó de felicidad, haciendo que su bebé lo mirase aterrado. Minato se había acercado a nosotras mientras tanto.
-Kushina, era un secreto- dijo él también en voz baja.- sabes que puede ser peligroso que la gente lo sepa-dijo para disculparse ante Mikoto.
Esta se puso seria. Nos hizo el gesto de que ella no hablaría, era una promesa. Le sonreí. Sabía que podía contar con ella.
-Espero que nuestros hijos puedan ser amigos en un futuro- le dije alegre mientras nos alejábamos.
-¡Kushina!- me reprendió Minato.
-Lo siento – dije rápidamente tapándome la boca con las manos. –Olvida todo lo que has oído, Mikoto.
-Eres un desastre- Minato entrelazó su mano con la mía, dispuesto a proseguir el paseo.
Le sonreí y apoyé mi cabeza en su hombro. El día de hoy era radiante.
ESTÁS LEYENDO
Kushina
FanfictionEsta es la historia de la vida de Kushina, de cómo llegó a ser quien fue y del romance que más tarde se produjo entre ella y Minato.